Por Martín Quitano Martínez
Los tramposos e hipócritas son los que todo lo hacen con palabras y nada con los hechos.
Anónimo
En este gobierno morenista, los gestos son visiblemente contradictorios, pero las acciones lo son aún más. Desde hace mucho es evidente el manejo bipolar, esquizofrénico, de los que ahora gobiernan; los mismos que en el paroxismo de su poder se asumen como los transformadores únicos, los reales y genuinos representantes del pueblo al que nunca traicionarían, no le mentirían y mucho menos le robarían, sin embargo la realidad muestra que aun antes de llegar a ser la fuerza hegemónica que son ahora, hicieron cualquier cantidad de mentiras, traiciones y robos, vaciando con sus hechos el contenido virtuoso de la triada fundacional de su movimiento.
A medida que caminan, sus mentiras son más evidentes. Su discurso anticorrupción es un claro ejemplo: pasamos del pañuelito blanco al descubrimiento de la macrored criminal que instalaron para el mayor asalto conocido de los recursos públicos, y la cancelación de las posibilidades reales de crecimiento y desarrollo del país, por el saqueo de miles de millones del erario.
Aquel ofrecimiento que recogía la exigencia de amplios sectores sociales por la transparencia y la rendición de cuentas, y que aprovecharon para venderlo desde su llegada como la construcción del “primer piso de la transformación”, se banalizó con sus acciones y decisiones de modificaciones legales que rompieron con lo edificado en cuanto a reglas e instituciones que nos brindaban un marco jurídico de estabilidad y reglas claras, que permitían la oportunidad de vigilar y evaluar las acciones y comportamientos públicos.
Con sus acciones y decisiones, este gobierno ha preferido la opacidad y el ocultamiento de la información, argumentando “la seguridad nacional” para encubrir sus fechorías, mismas que ahora se muestran descarnadamente más allá de sus mecanismos de protección y del negacionismo fundamentalista que los exhibe un día sí y otro también.
Otra muestra de estas contradicciones está en su aplicación del concepto de ser humanista, de ser respetuoso del pueblo y sus demandas, de ser respetuoso de la ley y de los trabajadores, pues como tantos otros elementos, sus confrontas entre lo dicho y lo hecho son tan burdas, que resultan ofensivas.
Las continuas referencias a su inmaculado proceder quedan en evidencia hace unos días, cuando el gobierno que no reprime en Veracruz cancela a empujones una manifestación de pensionados en la capital veracruzana, con granaderos de por medio. En lo municipal, la perla la tiene el asesor jurídico de la CMAS de Coatepec, que declara las acciones correspondientes para desaparecer un sindicato completo y despedir a 55 trabajadores.
Estos eventos son esa cara grotesca de la prepotencia y el “humanista” comportamiento con claro autoritarismo. El caso de Coatepec agrega la utilización calumniosa del modelo nacional impuesto desde el líder máximo en seis años, en el que se instala la descalificación y la mentira, donde el hostigamiento, el acoso laboral que se vive en todos los niveles de los gobiernos morenistas, en Coatepec ahora toma dimensiones mayores al plantear despidos masivos y desaparición sindical sobre la base de que son ellos, los trabajadores sindicalizados, los responsables de una crisis administrativa que sin duda tiene su origen en los pésimos ejercicios administrativos entre los que destaca sin competencia el actual en su desmesurada soberbia y opacidad, en su ineficiencia e ignorancia, como factores sustantivos de lo que ahora se vive en esa oficina.
La realidad muestra y seguirá mostrando la hipocresía, el cinismo y la corrupción de quienes hoy, en su petulante ignorancia, suponen que su poder nunca menguará y que la sociedad no les pasará en algún momento la factura correspondiente.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
La presidenta Sheinbaum niega el acarreo y las presiones para llenar su acto del zócalo, ¿de verdad hay tanta caradura?
X: @mquim1962