Ni quién se acuerde de la oposición
Por Javier Solórzano Zinser
Ni quién se haya acordado de la oposición el domingo pasado, simple y sencillamente no hay motivos para ello.
Lo importante para Morena es lo que pasa internamente, porque es ahí en donde está la definición de los próximos años. Por ahora seguimos bajo el dominio del partido y las luchas intestinas. Ponen cara de que no se pelean, pero en el fondo existen diferencias que no se pueden soslayar, pueden marcar su destino.
La oposición le sirve al Gobierno y a la mayoría para distraer la atención pública. El caso más sonado es el del presidente del PRI al cual ya trae en la mira, lo que permite que algunos temas incómodos y de necesaria atención pasen a segundo plano.
Ahora ya no está en juego si le retiran el fuero al coordinador parlamentario de Morena en el Senado, lo que ahora está a la vista es lo que se hará con el presidente del PRI a quien además le han quitado terrenos, sin que de por medio haya un proceso legal, lo que no implica que estén o no dentro de la legalidad, eso lo debe decidir un juez.
Uno de los terrenos más delicados que se están asomando es pasar a segundo plano el Estado de derecho bajo perspectivas “como lo hacemos por el pueblo y en defensa del pueblo”. Las y los gobernantes emanados de Morena se han asumido como el fiel de la balanza, terminando por ser la última puerta, para determinar en medio de la imposición, lo que es legal o no; al final el Estado de derecho termina por ser un espectador.
La mayoría se sigue moviendo a conveniencia. Lo puede hacer, porque no tiene a nadie enfrente que pueda quitarle su capacidad de maniobra. No sabemos qué va a pasar en el 2027, pero todo apunta a que, con variantes, se consolidará lo que hoy está a la vista y que tiene a Morena más preocupado por sus broncas internas que por lo que haga la oposición.
La sociedad mexicana no le está cobrando el ejercicio del poder a Morena. La Presidenta mantiene altos niveles de popularidad, a pesar de que en algunos temas estratégicos tiene una baja evaluación.
En seguridad, la ciudadanía sigue estando profundamente afectada y sigue sin encontrar salidas. Ernesto López Portillo consignó en Animal Político que en abril pasado 61% de la ciudadanía reprobaba después de la tarea a Claudia Sheinbaum en delincuencia organizada, hoy lo hace 74%. A la vez su popularidad está en 73%. A la Presidenta, la mayoría de los ciudadanos no le cobra en lo más mínimo el desgaste y los problemas propios del ejercicio del poder.
Este fenómeno no sólo se da en seguridad. En salud y educación se dan evaluaciones similares, pero con una consistente popularidad de la Presidenta, quien en ocasiones pasa a segundo plano cualquier referencia crítica a su Gobierno. No deja de ser importante atender lo que la presidenta del Senado expresó ayer al referirse a la crítica y el análisis que debiera tener la mayoría.
La sociedad tiende a pasar por alto todo ello, y coloca a su Presidenta en un alto concepto. El hecho seguramente pasa por las políticas públicas, como es el caso de los programas sociales, a lo que hay que sumar el crecimiento indudable de elementos propagandísticos del gobierno y Morena en territorio.
Claudia Sheinbaum se ha ido consolidando. Ha fortalecido su gobernabilidad y ha logrado paulatinamente crearse una imagen propia, que, sin separarse de su antecesor, le va dando espacios personales distintos y significativos, presumimos que particularmente con las mujeres.
Tendremos cada 1 de octubre actos de euforia en donde lo más morboso podría ser si colocan a funcionarios atrás de una valla; nos iremos acostumbrando.
El fin de año y el 26 serán espacios fundamentales para saber hacia dónde vamos, la elección podría acabar en un trámite.
RESQUICIOS.
Trump quiere migrantes y estadísticas que avalen sus promesas. Para ello está buscando meterse en zonas migratorias combativas e históricas, como Chicago. Va apareciendo con mayor fuerza la resistencia; vienen días muy difíciles.