En una declaración que parece sacada de un taller de semántica creativa, el senador Miguel Ángel Yunes Márquez intentó deslindar al régimen de señalamientos por presunto tráfico ilegal de combustibles con una frase que ya merece su lugar en el museo del eufemismo político: “No es huachicol fiscal, es contrabando de hidrocarburo”.
La frase, pronunciada en tribuna durante la comparecencia del secretario de Hacienda Edgar Amador Zamora, busca matizar lo que en el imaginario colectivo ya se conoce como “huachicol”: robo, distribución ilegal y evasión fiscal de combustibles. Pero según Yunes Márquez, el término “huachicol fiscal” es “incorrecto”, porque lo suyo sería “contrabando”, como si eso lo hiciera más elegante, más técnico o menos delictivo.
Lo que resulta particularmente llamativo es el giro discursivo del senador sin partido, porque ni en Morena lo quisieron aceptar. Hasta hace poco menos de un año, Yunes Márquez todavía se posicionaba como uno de los más duros críticos de la “4t”, denunciando corrupción, opacidad y simulación en el manejo de recursos públicos. Hoy, luego de que se cambió de bando a cambio de impunidad ante denuncias en su contra por corrupción, se aferra a tecnicismos para “suavizar” el impacto de las palabras.