Tocables

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Por Fernando Vázquez Rigada

El sistema no acaba de calibrar el daño que, cada dos días, le hace a su credibilidad la corrupción escandalosa, la violencia, el cinismo y la mentira.

Resulta ya inocultable la ola de corrupción que inunda a Morena.

Cada vez es más claro, además que, como en Roma, todos los caminos llevan a Palenque.

Esta semana fue la riqueza desmesurada de Adán Augusto López, político en estado terminal que aún no alcanza la etapa de aceptación de su deceso público.

A Adán (de Augusto no tiene nada) lo enreda, indestructible, su vínculo con Hernán Bermúdez Requena y la Barredora.

El Universal publicó la operación de Bermúdez bajo el gobierno de Adán: secuestrar, llevar a Chiapas, torturar y desaparecer allá a personas de Tabasco. En ese entonces gobernaba —oh casualidades— el cuñado de López el Senador, Rutilio Escandón.

El grado de vileza y cinismo se expone en el nombre que le dio Bermúdez Requena a la operación: “Sembrando Vida”.

En rueda de medios, tras la exposición de Televisa de sus millones, 79 millones en dos años, el tabasqueño trató de aplicar el manual del residente de Palenque: altanero, cínico, caradura. Sí soy muy rico, ¿Y qué? “Es un ataque de la derecha”. Bla-bla-bla.

Son un par de bombazos a la coraza que ya se abrió.

¿Por qué?

Porque las raterías, el cinismo y la torpeza han demolido la presunta superioridad moral que pregonaban.

Ese es el núcleo político que se está desintegrando.

El pueblo había comprado una narrativa de honestidad, verdad y lealtad que daba a la nueva burocracia una supremacía ética sobre el pasado.

Eso se acabó.

La gente comienza a saberse saqueada, engañada y, sí, traicionada.

Este hecho abre un sentimiento que ya registran los estudios y que es detonador de activismo político: la decepción.

La riqueza ostentosa en un país de pobres y desbordado en carencias, es un arma blanca cuyo filo lastima las fibras más sensibles de la gente. El origen de la riqueza en ligas comprobadas con criminales, en un país agobiado por el miedo, es algo no solo monstruoso: es indignante.

Sin la coraza de superioridad moral, la nueva burocracia morenista vuelve a la tierra.

Morena es un pobre partido político más.

Sus dirigentes son políticos-burócratas que llegan a robarse lo que encuentren.

Sus cuadros se mezclan con el hampa y fundan la República Criminal.

Ya en la tierra, se acaba el mito de intocables, aunque ellos aún no lo crean.

Llegó su turno.

Y el nuestro.

 

@fvazquezrig