La Universidad Veracruzana

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Por Uriel Flores Aguayo

Lo podría hacer como ciudadano, pero estoy incluido para opinar como egresado de la Universidad Veracruzana. La UV vive un problema de rectoría: el rector actual se prorroga su periodo mientras algunos docentes y estudiantes lo rechazan. No intento algún tipo de análisis jurídico. Ambas partes aducen tener los elementos y la razón para justificar sus planteamientos. Parece que sería muy fácil establecer la verdad si se acude a la letra de ley y reglamento. No juzgo al rector actual por sus resultados académicos ni tampoco a sus opositores por eso mismo. Voy a hablar de posiciones políticas.

Lo que hace el rector simplemente es lo mismo que se ha hecho siempre en la política mexicana, lo tradicional; es decir, aferrarse al puesto y no innovar con buen ejemplo y decoro. Intriga saber qué lo motiva a ser un caso más, típico de la política mexicana, que en una universidad no debería ocurrir. Es ambición de poder o lo obliga algún grupo político por razones extrauniversitarias. En todo caso existe incongruencia con supuestas posturas ideológicas libertarias y hasta de izquierda. No hay diferencia con cualquier caso conocido. Es lo mismo que ocurre en agrupaciones de todo tipo y en los gobiernos donde los mismos se pegan a los puestos. Ser universitarios, en este caso, no está haciendo diferencia.

Del grupo opositor no puedo decir mucho, no tengo mayores elementos. Supongo que están en su derecho. Resaltan exrectores y no sé si eso sea positivo en tanto no emergen figuras nuevas. No los cuestiono pues hacen lo que creen que es correcto.

Ya hace tiempo que veo una UV lejana de la sociedad, que no aborda y delibera los grandes asuntos estatales y nacionales. Pasó el COVID sin que las áreas de estudios médicos dieran opiniones; arrolló la llamada reforma judicial junto al silencio de la facultad de derecho; y así en tantos otros temas en los que la UV ha estado ausente. La veo apática y burocratizada. Sin duda alguna hay excepciones en algunos docentes, en unos cuantos alumnos y los trabajadores manuales. Pero son pocos y sin poder de decisión.

Sin intenso diálogo interno, sin deliberación crítica y sin claras posturas democráticas la UV cede en algunas de sus funciones básicas al no ejercer la crítica al poder y no crear un ambiente de libertad en su seno; sin estudiantes conscientes y críticos la UV se vuelve conservadora. Algo anda mal en la sociedad cuando su principal universidad pública se ocupa prioritariamente de asuntos de poder interno y deja a la comunidad sin su vital aportación en ideas, investigaciones y posiciones críticas. Hay un déficit del que tal vez los mandos no tengan claridad, en cuanto a vinculación de la UV con la ciudadanía; nunca ha estado más claro que ahora.

Si por eso se hiciera el balance del rector, saldría descalificado. La UV requiere una sacudida, ponerse a la vanguardia del conocimiento, salir de su zona de confort y cumplir con su alta función plural y universal. Nada de pequeñeces.

Recadito: urge un programa de rescate de las fuentes en Xalapa.