Agonía

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Por Fernando Vázquez Rigada

No quieren darse cuenta, pero Morena ha entrado en una etapa de agonía.

Su cúpula padece una adicción: al dinero fácil. A la ostentación. Al triunfo electoral a cualquier costo.

Esa adicción ha infectado al partido, llevándolo a una crisis que de no atenderse con prontitud, determinación y habilidad política, lo puede hacer implosionar.

No pasa una semana sin que estalle un escándalo mayúsculo de corrupción.

Esta semana se detuvo a un Vicealmirante, responsable de la región marítima de Puerto Vallarta. Además, se aprehendió a funcionarios públicos, empresarios, por el tráfico de ¡¡10 millones de litros de hidrocarburo!! en Tamaulipas.

También se reveló que la Secretaría de Desarrollo Social desvió recursos de programas sociales para pagar los acordeones de la elección judicial.

El remolino de corrupción engulle a la dirigencia del partidazo.

Andy López, Adán Augusto López, Gerardo Fernández Noroña, Ricardo Monreal y su clan, Miguel Ángel Yunes, Sergio Gutiérrez Luna y su esposa (dato protegido), Mario Delgado, Ignacio Ovalle, Manuel Bartlett, Rubén Muñoz Rocha, Américo Villarreal, Rocío Nahle, Evelyn Salgado, Delfina Gómez y un interminable etcétera son los ejemplos vivos, andantes, de la descomposición y el cinismo.

Morena morirá por su propia mano.

No va a ser derrotado por las oposiciones, sino por sus vicios.

Es un partido amoral. Su corrupción y su afán de exhibir su riqueza sólo es superada por la impunidad que les cobija.

Hay una genuina indignación de la población que todas las encuestas, hasta las pagadas por la propaganda oficial, registran: la que produce la protección al crimen organizado.

La verdad sale a flote a golpe de escándalos, muchos de ellos autoinfligidos: la liga con el crimen genera carretadas de dinero sucio a la cúpula de la nueva burocracia, que exhibe sin pudor ni recato su nueva riqueza.

Y mientras, la gente sufre.

La ambición desmedida de una nueva clase dirigente ambiciosa, inculta y cínica será el fin de Morena.

Será producto de una guerra civil por posiciones, candidaturas, intereses.

Se catalizará por la arrogancia interna y la presión externa de Estados Unidos.

Generará un caldo de cultivo social para el rechazo.

A menos que alguien, pronto, decida purgar la podredumbre.

Pero no se ve quien quiera, o pueda, hacerlo.

 

@fvazquezrig