La concentración masiva por el primer informe de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en el estadio Beto Ávila del puerto de Veracruz estuvo marcada por el acarreo masivo de burócratas estatales y beneficiarios de programas sociales, evidenciando prácticas de movilización que contradicen los principios de autonomía ciudadana y participación libre.
Desde tempranas horas del domingo, decenas de autobuses provenientes de municipios como Tuxpan, Pánuco, Xalapa, Santiago Tuxtla, Coatzacoalcos, Alvarado, Poza Rica y otrs muchos municipios arribaron al coso. Entre los asistentes se encontraban empleados de la Secretaría de Salud, maestros del SNTE y familias convocadas por agentes municipales, quienes fueron citados bajo la promesa de “ver el mar” y presenciar el informe de la primera mujer presidenta de México.
El presidente municipal electo de Santiago Tuxtla, Noé Cadena, incluso compartió fotografías de los camiones rentados por él y de sus ocupantes que “gustosamente acudieron (a simple vista se nota, está de más decirlo), y no, no son acarreados, ni vinieron por una torta y refresco, asistieron de forma libre y contentos a escuchar el mensaje de la primera mujer Presidenta de México y la primera mujer Gobernadora de Veracruz”, según él.
Por su parte, la secretaria de Educación, Claudia Tello, publicó una imagen del estadio lleno, asegurando que “el respaldo del pueblo de Veracruz a NAHLE y SHEINBAUM (sic) es grandioso. No cabía un alfiler y muchos se quedaron afuera”.
Durante el trayecto, se distribuyeron alimentos, bebidas y sueros para mitigar las altas temperaturas registradas al momento del acto político, celebrado al aire libre. Sin embargo, al concluir el evento, muchos asistentes quedaron varados, sin contacto con sus responsables de traslado, sin saldo en sus celulares y expuestos a la incertidumbre logística. La escena se repitió entre grupos que buscaban desesperadamente sus autobuses, mientras el caos vial se intensificaba en la zona.
La narrativa oficial del evento, transmitida en redes sociales, contrastó con la experiencia de los acarreados, quienes fueron instrumentalizados como audiencia política. La presidenta abandonó el lugar en camioneta con aire acondicionado, mientras sus asistentes buscaban sombra bajo el asfixiante calor del verano porteño.
Este episodio revive prácticas de simulación política y uso clientelar de programas sociales, vulnerando derechos laborales y ciudadanos.
