1º de septiembre inédito
Por Javier Solórzano Zinser
El nuevo periodo ordinario de sesiones que inicia este día se desarrolla ya bajo un nuevo régimen. Las muchas reformas que seguirán siendo aprobadas apuntalan la nueva perspectiva de país en lo político, social y económico.
Lo más importante por venir lo vamos a tener hasta el año que entra con la segura aprobación de la reforma electoral. No vemos por dónde pudiera presentarse un debate profundo sobre algunos asuntos que está proponiendo la Presidenta y la mayoría.
Algunos de ellos, se tiene que identificar, son de primera importancia y muy probablemente van a tener el aval del Congreso en su conjunto, pero otros no admitirán el debate y menos la crítica.
La mayoría se queja que la oposición se dedica a ser reactiva más que activa. En algo tienen razón, pero cuando se vuelve activa en la mayoría de los casos ni siquiera la voltean a ver.
No van a cambiar los escenarios en este periodo legislativo. Habrá uno que otro acuerdo, pero en general lo que hará la mayoría será, a través de diferentes reformas, consolidar lo que ya debemos definir como nuevo régimen.
Lo que sí podría pasar es que tengamos más debate y menos gritos y estridencia. Llegará el momento en que se analizará a detalle la gestión de quien fue el presidente del Senado. No ayudó a que se pudieran atemperar los ánimos y, sobre todo, a fortalecer la importancia del Congreso como centro de la pluralidad democrática, la civilidad política y el respeto.
La mayoría ganó en las urnas, pero soslaya la importancia de la democracia como eje para la toma de decisiones. Cuando se buscó debatir en temas donde era necesario escuchar a todos por su trascendencia, terminaron echando por delante la maquinaria o actuaron bajo el lamentable “convencimiento” de legisladores de oposición.
La fuerza de Morena no ha disminuido, más bien ha crecido de manera significativa. Mucho se debe a lo poco que ofrece la oposición en territorio, pero también al oportunismo desatado entre legisladores de oposición o políticos que entienden que estar hoy con el partido oficial es casi garantía de un triunfo electoral. La marca sigue creciendo, siendo fundamental la huella de López Obrador, de la cual todos y todas se cuelgan, y el crecimiento de la Presidenta.
Un factor central es que el nuevo régimen se va consolidando. Este elemento puede permitir que, eventualmente, se abran las puertas a las propuestas de la oposición, porque el fondo de lo “nuevo” ya está establecido.
El último gran asunto es la reforma electoral. No hay indicio alguno de que vaya a ser debatida en los términos en que se pueda decidir a través de un consenso de todas las fuerzas políticas. Pablo Gómez ya lo dijo, el criterio que prevalecerá será el de la aritmética, porque “somos la mayoría”, el pueblo lo decidió. Dicho de otra manera, la clase política que nos gobierna es la personificación del “pueblo”.
La oportunidad real de la oposición no está en el corto plazo. Si no tiene la capacidad de ser un actor influyente en las elecciones del 2027 las cosas no van a cambiar, no se vislumbra que esto pueda pasar.
Seguir apostando a los errores o a la división del gobierno y la mayoría, no abonan en el radar ciudadano. Es cuestión de ver muchos asuntos que hemos vivido a lo largo de estos casi siete años de Gobierno morenista para darnos cuenta de que no pasa nada, a pesar de que en muchas ocasiones hay crasos errores en la gobernabilidad de la mano de flagrantes actos de corrupción.
La gestión del expresidente del Senado fue estridente y rompió muchos de los equilibrios de la civilidad política del respeto; con Laura Itzel, sin descartar confrontaciones intrínsecas de la política, se podrían respirar otros aires.
RESQUICIOS.
Hoy inicia una etapa inédita. Las y los ganadores de la desaseada elección del Poder Judicial toman posesión. Estará en ellas y ellos que la justicia esté al alcance de toda la sociedad y que no sea una extensión de quienes detentan el poder.