Por Uriel Flores Aguayo
El Ing. Heberto Castillo, tiene un lugar distinguido en la historia de México y de Veracruz. Son de máximo significado sus aportaciones a la ciencia, la libertad, la democracia y la política. Tal vez sea innecesario hablar de su brillante y ejemplar trayectoria. Quienes lo conocieron, lo saben bien; los que no, pueden buscar información en internet.
Sin duda alguna se puede afirmar que ocupa un lugar especial en la lista de los grandes mexicanos del último siglo. No solo nació en Veracruz, también estuvo en contacto de trabajo y lucha con nuestro estado. Para algunos, los auto llamados “Hebertistas”, era su caudillo; para otros, la mayoría, era un líder valiente; para mí, un gran y valioso personaje. Alguna vez lo escuché en el parque Juárez, donde con Demetrio Vallejo, dirigente ferrocarrilero, promovía el Partido Mexicano de los Trabajadores. Participé como coordinador del distrito de Perote en su campaña a gobernador de 1992. Mi coordinación directa era con el expresidente AMLO.
Es obvio que dejó un legado y representa algo de lo más destacado en la historia de las izquierdas mexicanas, las luchas populares y la transición democrática. Heberto está en la galería donde se encuentran Lázaro Cárdenas, Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Gilberto Rincón Gallardo, Rosario Ibarra de Piedra, Demetrio Vallejo, Ifigenia Martínez, etc. Pero él enfrentó al monstruo autoritario cuando mataban, en ese sentido fue un libertario.
En Veracruz hay quienes reclaman ser sus herederos, ya se ven pocos. También los hay quienes, desde el poder, dicen ser seguidores de sus enseñanzas. Los veo tímidos y dudosos. Crearon una medalla oficial y le pusieron su nombre a un puente feo y ecocida, nada más.
Cada que se conmemora su natalicio o fallecimiento se presenta la ocasión para saber del estado que guarda el recuerdo de Heberto entre sus seguidores de siempre y los de ocasión. Es cuestión de ver lo que se organiza al respecto. Nada por el gobierno estatal o municipal, ni en Morena oficial. Únicamente dos actividades: una casera y de auto consumo, de bajo perfil, de un grupo de Morena, y otra independiente, del MOPI y vecinos, con faena y guardia en su monumento.
Es evidente que hace falta abrir foros con charlas sobre la vida del Ing. Heberto, y convocar a concursos de oratoria y ensayos. Da lo mismo quien lo organice, lo importante es que se haga. Sin historia hay vacíos ideológicos y políticos y falta de referentes sólidos para quienes gobiernen a nombre de aquellas luchas. Si los dirigentes del partido en el poder no saben quién fue Heberto, ni se informan y difunden, estaríamos ante burócratas comunes vacíos de ideas. Si no saben nada de Heberto, no saben nada de nadie.