No son como los de antes, pero…
Por Javier Solórzano Zinser
La llamada 4T está en el final de la construcción del nuevo régimen, el cierre es la reforma electoral.
Por ahora no hay claridad de lo que pueda suceder con el proyecto, aunque hay esbozos, los cuales tienen que ver con la propuesta de López Obrador. No hay indicios de que vayamos a entrar a un debate abierto, porque en Morena están partiendo de nuevo de la idea de que hay un mandato y éste está definido a través del apoyo popular otorgado en las elecciones.
Van a escuchar, pero difícilmente van a atender las observaciones, porque, insistimos, parten de que el mandato popular determinó la forma en que se debe de llevar a cabo la reforma. Da la impresión de que van a escuchar por mero trámite, porque el proyecto de alguna manera ya se va delineando.
Se está cerrando el camino de las reformas que propuso López Obrador, las cuales están construyendo el nuevo régimen. No queda claro cuál será el destino, pero sí se vislumbra que nos vamos dirigiendo a procesos en donde se concentre de manera manifiesta la política, la economía y los Poderes de la Unión.
No vamos a un régimen como el que tuvimos. Si bien va a prevalecer un partido único, las condiciones del país y del mundo son otras. Lo que sí queda claro es que hay una tendencia mundial a concentrar el poder en los gobiernos haciendo a un lado la diversificación, junto con la destrucción de los organismos autónomos que le ofrecen a las sociedades pluralidad y rendición de cuentas desde la ciudadanía.
Cuando se cuestiona si el gobierno y Morena son como los de antes se parte más de las prácticas de funcionarios y militantes, que del sentido de su proyecto. Lo que es importante distinguir es que estamos ante otro régimen y ante un proyecto que, ciertamente, rompió con muchos de los esquemas anteriores.
Una de las áreas clave para entender el porqué el proceso tiende a centralizarse, es la destrucción de los organismos autónomos. Se argumentó que tras de ello estaban altos gastos, lo cual nunca se comprobó, pero, sobre todo, que funcionaban como centros de corrupción y de complicidades. Si así hubiera sido nunca se presentó una sola denuncia, lo cual hubiera sido fundamental, porque se habría buscado partir de manera diferente a como se hizo.
Al atacar los problemas se estaría buscando su perfeccionamiento y depuración a diferencia de encontrar en los problemas el pretexto para desaparecerlos.
No se hizo nada, porque López Obrador los tenía en la mira y quería deshacerse de ellos. El tema del dinero al final nunca fue un argumento que se haya podido sustentar.
Morena no es como los de antes. Tiene los vicios propios de la política, los cuales son muy difíciles de superar. Tienen preocupantes niveles de corrupción, de soberbia y una actitud de menosprecio por los que no piensan como ellos.
Sin embargo, su proyecto es otra cosa. Están corriendo contra el tiempo para poder consolidarlo. Existen muchos elementos en el entorno que no dejan claro por dónde pueden ir las cosas a lo que se suma que la población si bien concede su apoyo también es cierto que está confundida respecto a lo que es el proyecto, mucha gente piensa que el partido es de derecha y que no ha logrado superar los enormes problemas de corrupción, de hecho, es el principal problema, junto con la inseguridad, que detecta la población.
En el fondo no son como los de antes. Han cometido errores y en algunos casos han sabido leer las cosas y en otros, se creen infalibles.
No estamos muy lejos de entrar en los terrenos en que veremos si el destino los alcanza. Tienen margen de maniobra, pero éste se pierde con pasmosa facilidad.
RESQUICIOS.
Conversamos con la titular de Energía, Luz Elena González, en Al mediodía con Solórzano sobre el proyecto de Pemex, 2025-2035. Es una propuesta que ofrece alternativas. Los dos siguientes años son claves y difíciles. Se está tratando de enfrentar el presente con el futuro, la impresión es que ya no quieren patear el bote.