Lógica, legalidad, ética, inmoralidad e ilegitimidad

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Por Jaime Fisher

Impecable el razonamiento de Héctor Coronel (https://gobernados.com/logica-y-legalidad-un-analisis-racional-de-la-prorroga-rectoral-en-la-uv/?fbclid=IwQ0xDSwLoscpleHRuA2FlbQIxMAABHr7STKvPkKNWqICUgqRGIcPVOdyPf48Cxq4CRqNK6sB5yK5X0-KgHR8AHxKo_aem_5X7KIhmvQ2sN8FlE9toUjg) en su “portalito de cal y de arena”, como él mismo gusta referirse al sitio gobernados.com. Pero es lamentable que su audiencia no guste de la lógica, ni de la legalidad, ni de la moralidad; en realidad ninguna de estas tres cosas es muy popular, en general. Por ello creo que sus argumentos -sólidos y bien estructurados- resbalarán muy por encimita del sistema perceptivo de esa audiencia a la que, supongo, estarían principalmente dirigidos, a saber, la junta de gobierno y la autoridad universitaria (ya indistinguibles entre sí).

Si la lógica es al pensamiento (logos) lo que la ética es a las acciones intencionales, entonces cuando torcemos la lógica torcemos la ética, puesto que no hay acción intencional sin pensar en sus condiciones y posibles consecuencias. El doctor Coronel demuestra -desde un punto de vista lógico estricto- la ilegalidad (e inmoralidad, añadiría yo) de la prórroga. Sí, and so what?, diría Miles Davis. Esa junta es inmune a cualquier razonamiento que no coincida con su propio interés; y por ello sus acciones -conducidas por un pensamiento lógicamente refractario- también resultan inmorales. La junta es impermeable no sólo a la lógica, sino a la ética. Y eso no lo cambiaría “ni el mesmo Aristóteles, si resucitara para sólo ello.”  El poder de las razones se estrella ante las “razones” del poder porque, cuando se tiene éste, la razón sale sobrando. El esfuerzo de Héctor es el esfuerzo de Sísifo: loable pero inútil. Intentar razonar lógica o éticamente con la junta de gobierno y autoridades de la U. V., es como intentarlo con una manada de orangutanes. Como Gabino Barrera, ellos no entienden razones; aunque en este caso sin tener que andar en la borrachera. Al menos no necesariamente.

Hace poco fui más allá de la ilegalidad, para poner el acento en la ILEGITIMIDAD de la junta. Cuando digo que algo es ilegítimo quiero decir que es inaceptable. Cuando le sirven a uno un tequila adulterado éste es inadmisible porque son inaceptables los resultados de su ingesta; exactamente así, hoy lo inadmisible es ya la existencia misma de la junta (me refiero a TODA la junta, aunque no sólo a la junta) porque sus resultados -pasados, presentes y potenciales- son inaceptables también.

Algunos piensan distinto, cosa por demás bienvenida e inevitable en una Universidad. Lo que quiero decir es que hay quienes creen que “al menos algunos miembros” de esa junta serían “rescatables” de la ilegitimidad, y lo serían presumiblemente por tener una “trayectoria y un prestigio” que hoy, por alguna razón ignota, de repente querrían defender. Por supuesto, no se trata de debatir aquí al respecto, pero, atendiendo a los hechos, las dos únicas mujeres rescatables ya se rescataron a sí mismas -lógica y éticamente- renunciando a la junta; me refiero a las doctoras Haydeé Zizumbo Ramírez y Angélica Buendía Espinosa. Ellas fueron las únicas rescatables. Por eso no necesitaron un rescatista.

Y nada más qué rescatar hay en una junta ilegal, ilógica, ilegítima e inmoral, una junta que más bien es un hato de forajidos. Dije: TODA la junta. Volviendo a eso con lo que empezó Héctor Coronel, una afirmación universal como la que hago NO admite excepciones, pues lo que vale para el universal vale necesariamente para el particular. Eso dice la lógica que, sin embargo y como dije, no es muy popular por estos rumbos y en estos tiempos.

Seguimos de vacaciones. Pero seguimos atentos.