Xalapa: presente y futuro (2026-2040)

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Por Uriel Flores Aguayo

Cada cuatro años se renueva el gobierno municipal en Xalapa. Iniciando el próximo año entrará en funciones un nuevo Cabildo encabezado por Daniela Griego Ceballos, que cerrará en el 2029. Es otro ciclo. Son otras expectativas. Es una gran responsabilidad de ella y el resto de ediles. También es un honor. Deben tener una idea general de lo que deben hacer por el bien de Xalapa; en algo debe haberles dado luz la breve campaña electoral que recién realizaron. Por supuesto necesitan seguir estudiando el funcionamiento del Ayuntamiento y la realidad del municipio. Cuentan con algunos meses para afinar el diagnóstico más completo sobre Xalapa.

Es indispensable que integren un equipo profesional, conocedor y apto para gobernar. Se trata de una decisión estratégica. Aun siendo provenientes del partido mayoritario o de grupos políticos y sindicales, o de compromisos políticos, deben imperar los criterios técnicos. No es sencillo gobernar esta capital veracruzana; se necesita una visión metropolitana y la reivindicación de su condición de sede de los poderes estatales, lo cual implica apelar a los recursos y el apoyo de los gobiernos estatal y federal.

Es fundamental no pretender gobernar sectariamente, estar abiertos a las ideas y la más amplia participación ciudadana. La votación del pasado uno de junio hace urgente convocar a la sociedad a ser parte, de alguna manera, de los trabajos del Ayuntamiento. Que la alta abstención electoral se supla con apertura y transparencia. No es sano resignarse y acomodarse al clientelismo. Eso no sirve para transformar.

De inicio en la nueva administración deben emitirse mensajes claros y comprometidos, con acento propio y visión amplia. Pretender una imagen monocromática sería excluyente y lleva a un círculo vicioso. No debiera minimizarse el ausentismo electoral. Ahora es una gran responsabilidad de la Presidenta electa y su Cabildo estar a la altura de lo que significa gobernar a Xalapa. Pueden dejar un legado o pasar al olvido. Están a tiempo de prepararse para lo mejor, para ser buenos gobernantes, para hacer diferencia. Es ahora su tiempo de planeación y los máximos preparativos.

Hay asuntos que en Xalapa no deben enfocarse por un periodo de gobierno, donde se requieren plazos mayores. Esto es, que deben concebirse procesos a corto, mediano y largo plazo. En algunos casos iniciar soluciones y precisar que se harán por etapas. Algunas cuestiones serán graduales. Solo lo urgente debe hacerse inmediatamente, concentrando recursos humanos y económicos. Hay que imaginar a la Xalapa para dentro de quince años, como mínimo. Registrar su evolución demográfica y territorial, sus retos. Y tomar mediadas. Esto implica no quedarse en una visión cuatrianual, sino pensar en, al menos, unas tres administraciones, hasta alcanzar unos quince años; sería un tiempo  razonable para cubrir necesidades, actuales y nuevas, mejorar la vida del municipio y hacer de nuestra ciudad un lugar habitable, sustentable, hospitalario y orgulloso.

No descubro el hilo negro si afirmo que la historia y potencial de Xalapa garantiza contar con una gran ciudad, la que con una sonrisa orgullosa podemos considerar para siempre la ciudad de las flores y la Atenas veracruzana.

Recadito: algo tenemos de virtuosos en Xalapa, pero somos ciudad de las flores.