Quebradero

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15 días

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

Donald Trump programó para estas fechas la posibilidad de aplicar aranceles a buena parte de los países del mundo, si no llegaba a acuerdos comerciales bilaterales.

A pesar del T-MEC, a nuestro país le tocó su dosis del 30%. Sin embargo, a diferencia de otras naciones Trump informó que la razón por la cual se le aplicaría a México el arancel tiene que ver con los temas de la droga y en particular del fentanilo, a pesar, dijo, de los esfuerzos que ha hecho nuestro país.

Esto quiere decir que los aranceles no pasarían necesariamente por los temas del carácter económico, más bien de nuevo se centra en el tema de la seguridad y las drogas.

En medio de sus contradicciones, que más bien forman parte de su estrategia, y sus abrumadoras imposiciones, Trump le da 15 días a todas las naciones con las que no se haya entendido en la relación bilateral, lo que incluye a México.

Lo que queda claro, es que la diferencia con otras naciones en donde todo se centra en el aspecto comercial, en el caso de México, si nos atenemos a lo que dice en su carta el asunto es de otra naturaleza ante lo cual tenemos 15 días para evitar que aplique el 30% o menos. Es cierto, como dijo la Presidenta, que los impuestos se los está aplicando a muchos países, pero no podemos minimizar las razones por las cuales nos los quiere aplicar a nosotros.

El asunto, como se puede apreciar, es delicado. La Presidenta está en algún sentido obligada a presentar nuevos avances en la lucha de nuestro país en contra de los cárteles de la droga.

El área más conservadora de los republicanos está empezando a construir una narrativa que señala que la Presidenta no está siendo firme en la lucha contra los narcotraficantes. El Gobierno mexicano tiene que frenar estas opiniones a través de un diálogo directo con los legisladores, quienes pesan cada vez más en el partido y son la punta de lanza de las políticas de Trump.

En mala hora cayó la declaración del abogado de Ovidio Guzmán, respecto a que la Presidenta jugaba el papel de defensora o algo parecido del Mayo Zambada. Insistimos que fue una mala estrategia responder de botepronto al abogado. El discurso de la mandataria de estos días fue el que debió expresar desde el viernes pasado: la Presidenta no dialoga con abogados de delincuentes.

El problema es qué se le puede ofrecer a Trump para entrar en una dinámica distinta. Es claro que no hay manera de satisfacerlo, porque no hay una solución integral que acabe con un problema, el cual es bilateral y mundial.

Sin embargo, con esto nos está tocando lidiar y como fuere, se tienen que dar respuestas concretas, las cuales en algunos casos están a la mano de la Presidenta, sin dejar de reconocer los enormes riesgos que puede traerle entrar de lleno a un problema enquistado y que recorre de manera dolorosa y violenta el país.

La Presidenta tiene un enorme dilema. Tiene una enorme ventaja sobre sus antecesores, no hay evidencia ni comentario alguno en que la liguen al narcotráfico.

Ha dado pruebas de que está atacando el problema de manera directa en la medida de sus posibilidades, es importante el avance que se ha dado en la lucha contra el huachicol. Su estrategia, aunque no lo digan en voz alta, es evidentemente distinta de la de López Obrador.

El narcotráfico solamente se explica y funciona en la relación de los grupos de poder y la delincuencia organizada. La cuestión es qué tan buen diagnóstico tiene la Presidenta como para poder atacar el problema en la clase política y en el sector privado.

Es una empresa de enorme complejidad. No tiene sentido proteger a quienes se han convertido en uno de los mayores problemas para su proyecto de gobierno.

RESQUICIOS.

Las multas que impuso la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, CNBV, a CIBanco, Intercam y Vector por 185 millones de pesos, están relacionadas con conductas ligadas con la prevención de lavado de dinero. Viéndolo bien, por algo fueron acusadas por EU aunque por acá se minimice.