El problema no es sólo Trump
Por Javier Solórzano Zinser
No creemos que el Gobierno no esté tomando con seriedad la compleja relación que tenemos con EU.
Lo que sí está pasando es que confía en exceso en sus propias fuerzas, pasando por alto que las circunstancias al interior del país están cargadas de adversidades y que no existe antecedente de que EU tenga en la presidencia a un personaje como Trump.
El gran problema que el Gobierno está enfrentando es que, al tiempo que confía en sus limitadas fuerzas, de manera paralela ha ido construyendo una narrativa que no, necesariamente, responde a nuestra terca realidad.
No queda claro bajo qué realidad está gobernando la presente administración. Una cosa es lo que se alcanza a apreciar en la cotidianidad de los ciudadanos y otra distinta es lo que el Gobierno cotidianamente reporta, sobre todo, en las mañaneras.
Trump es la manifestación más ruda que haya enfrentado México en décadas y es, a querer o no, también la manifestación de una gobernabilidad ruda, abrumadora y autoritaria. Es el poder a pesar de que sus niveles de popularidad lo cuestionen. No hay antecedentes de que un presidente estadounidense después de casi seis meses de haber llegado a la Casa Blanca esté siendo cuestionado severamente por los ciudadanos, en medio de grandes manifestaciones, independientemente de las que han realizado los migrantes.
EU está siendo gobernado sin una lógica política. No hay indicios de que las cosas puedan ser diferentes en los próximos tres años y medio. Los escenarios están abiertos y cabe la posibilidad de que muchas de las cosas que está haciendo Trump se le puedan revertir, al grado de poner su presidencia bajo condiciones de riesgo. Las próximas elecciones serán una evaluación ciudadana sobre su gestión.
Esto es lo que ya enfrenta y va a seguir enfrentando México y su gobierno. Pensar que de un día a otro puede cambiar la “lógica” de gobernar de Trump es equivocar de manera profundamente riesgosa el diagnóstico, y es también perder de vista todas las consecuencias que puede traer para nuestro país, como de hecho ya lo vemos y vivimos.
De la mano, de intentos por presionar e intimidar a México, se ha venido evidenciando que en EU van teniendo un mejor diagnóstico sobre nuestra situación interna. Se podrá elucubrar sobre el sentido que tienen las declaraciones de funcionarios de Trump, pero si algo va siendo claro es que todo va relacionado con diagnósticos, insistimos, cada vez más frecuentes sobre México. A esto hay que sumar la invaluable información que los delincuentes enviados a EU están ofreciendo.
La acusación contra dos bancos y Vector Casa de Bolsa pasa por investigaciones detalladas sobre el manejo del dinero, y también puede pasar por testimonios de los detenidos, quienes están informando bajo la máxima de corre por tu vida.
No hay duda en la importancia que tiene la firmeza en la respuesta que se le den a las muchas acusaciones e impugnaciones de EU, pero el problema no empieza ni termina ahí. Podrá la Presidenta arengar, pero lo que nos coloca en la adversidad son las condiciones en que se encuentra el país en temas de primera importancia, como es la seguridad.
Trump no va a bajar la guardia como lo vimos la semana pasada. Pensar que declararnos “enemigo” es una opinión únicamente de un funcionario es perder de vista la forma en que gobierna.
El rompimiento que tuvo Trump con Canadá la semana pasada es parte de lo que se nos puede venir. El presidente conjunta los temas de seguridad, economía y política para establecer su relación con México. Sobre estas variables se mueve en todos los terrenos.
La mejor estrategia es tener claridad de lo que pasa en nuestra casa, la cual no está precisamente rechinando de limpia.
RESQUICIOS.
EU se fue con todo contra la OEA. Le recordó que pone el 50% de su presupuesto para después arremeter contra la organización por su parcialidad ante Venezuela, Cuba y Nicaragua. El futuro de la organización está en vilo, evidentemente no sólo por esto.