Por Jaime Fisher
El principio de identidad -irrenunciable en lógica- establece algo muy simple, pero cuya observancia suele con frecuencia dejarse de lado. Eso entorpece nuestra ya de suyo limitada capacidad para pensar con claridad. Ese principio es tan sencillo que se limita a establecer que cada entidad en el mundo es idéntica a sí misma, y sólo a sí misma. La filosofía popular lo recoge en la famosa frase: “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”. Esto es -quiero suponer- suficientemente claro para todos.
Bien, pues ocurre que la protesta contra la intentona de Martin Aguilar por perpetuarse en el trono de la Universidad Veracruzana es una cosa, y los intereses de quienes aspiran a llegar a ese mismo trono son una cosa muy otra. La marcha del pasado lunes -organizada inicialmente como protesta contra el inmoral, ilegítimo e ilegal maridaje entre el rector y su junta de gobierno-, fue convertida, por los aspirantes conocidos, en un foro para impulsar sus candidaturas, salir en la foto y “hacer uso de la voz”. En otras palabras, convirtieron una marcha de protesta contra el rector y la junta de gobierno en un acto proselitista de sus propias candidaturas. Al menos eso es lo que intentaron. Y eso explica que la marcha estuviera un tanto desangelada, pues la inmensa mayoría de los universitarios no nos identificamos con aspirante alguno.
La universidad es un espacio del pensamiento crítico, y los universitarios son sus ejecutantes. La crítica debe, por tanto, ejercerse sobre el actuar del rector y sus cómplices, sí; pero también sobre las acciones y omisiones -presentes, pasadas y por venir- de quienes aspiran a sucederlo en la escena del crimen.
Y ya que de criminales hablamos, ha de mencionarse la toma de postura al respecto de 3 exrectores 3, quienes se manifestaron claramente contra la intentona golpista del actual rector y su junta de gobierno. Bien por ellos como universitarios, al menos en esta ocasión; bien por esos exrectores, quiero decir, que no por Martin y su séquito que, por cierto, ya comenzó a resquebrajarse con la digna renuncia de la doctora María Angélica Buendía Espinosa, quien al parecer no estuvo dispuesta a la abyección.
Y ya que de exmiembros de la Junta de Gobierno hablamos, cabe reconocer la manifestación pública de quienes fueran miembros de ésta, pero siguen de cerca y preocupados el proceso actual, dando muestras claras y contundentes de rechazo a la reelección, sin confundir eso con el proselitismo de aspirante alguno; puesto que una cosa es una cosa y otra cosa será siempre una muy otra.
Por eso, si alguien te quiere hacer creer que protestar contra la reelección es idéntico a apoyar la candidatura de alguno de los aspirantes (actuales o potenciales): di no a esa persona, aléjate inmediatamente, y cuéntaselo a quien más confianza le tengas.