Quebradero

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“La causa”

 

Por: Javier Solórzano Zinser

El Gobierno y su partido no han dejado de llevar a cabo acciones en las que sin importar lo que se haga o las consecuencias que tengan terminan remitiendo las justificaciones de lo que hacen en la defensa y apoyo de lo que llaman “la causa”.

Una de las manifestaciones más claras fue la explicación que dio López Obrador sobre el dinero que recibió uno de sus hermanos. Poco importó lo que había detrás de esto, todo terminó en minimizar las cosas con explicaciones sobre “la causa”.

Muchas más cosas pasaron en su sexenio y ante las cuales servían de justificación, independientemente de la legalidad o no de ellas. No importaba si eran “donaciones” o acciones o actos públicos. Las causas tenían y siguen teniendo un valor, porque detrás de ello se colocaba una argumentación sin importar lo que fuera, todo se remitía a una causa superior que lo merecía. Lo que importaba era acceder al poder y “apoyar al pueblo”.

Estos argumentos se convirtieron en reiteradas ocasiones en elementos para justificar desde violaciones a la ley hasta irregularidades de la mano de opacidad y de la ausencia de rendición de cuentas.

Se ha colocado por delante la defensa del proyecto de la 4T como una constante en que muchos actos de Gobierno se explican como un bien mayor, en donde en muchos casos no tienen una base de orden legal como parte de una gobernabilidad democrática y respetuosa del Estado de derecho.

Uno de los líos que tarde que temprano enfrentaremos es el de las grandes obras del sexenio. López Obrador decidió que no se podían llevar a cabo auditorías o investigaciones sobre su costo en términos de la rendición de cuentas. A las obras se les calificó como asuntos de seguridad nacional y hasta ahora no se ha sabido a detalle los pormenores de ellas.

Lo que sí sabemos es que el Tren Maya nos está costando tres veces su costo original y, difícilmente, será rentable en el mediano plazo. Lo que sí sabemos es que Dos Bocas no refina y que fue construida con muy pocos elementos de diseño y planeación. Lo que sí sabemos es que el AIFA no ha resultado un proyecto exitoso y alternativo, como se prometió, y que Mexicana, simple y sencillamente, no vuela. Estos proyectos y otros están enmarcados en lo que llaman seguridad nacional y ni quién abra la puerta.

Nos está pasando igual con la reforma al Poder Judicial y las elecciones del domingo. Bajo el prurito de que el pueblo va a elegir a los nuevos integrantes del Poder Judicial, se han permitido meter en la selección a personajes no idóneos en muchos casos cuestionados, quienes acabaron llegando por la muy singular tómbola. En medio de todo esto le pidieron al INE que revisara la selección de candidatos cuando por ley es una responsabilidad directa de los tres Poderes.

Lo que están haciendo es interpretar la ley a su conveniencia. Las explicaciones que ha dado la autollamada “ministra del pueblo” justificando el uso de los acordeones son lamentables, y de nuevo vuelve a colocar la causa por delante para explicar que es una ayuda para que la gente pueda votar.

Una cosa es que los ciudadanos se hagan de información sobre las y los aspirantes y otra muy distinta es que les digan por quién votar, como lo hacen con los acordeones. A estas alturas ya no hay manera de negar lo que están haciendo, a lo que se suman las muchas otras irregularidades que se están cometiendo con tal de que la gente vaya a votar, regresamos a un funesto pasado con quienes nos dijeron que no son como los de antes.

La utilización de la llamada causa los ha llevado a un sinfín de irregularidades y tropelías rompiendo aún más el precario Estado de derecho en el que andamos, “somos mayoría y representamos al pueblo”.

RESQUICIOS.

Ahora resulta que todos se declaran culpables. Ovidio, Joaquín Guzmán hijo, el Mini Lic, los Wienberg más los que faltan, empezando por El Mayo Zambada y los 29 narcotraficantes enviados a EU. Nuestros vecinos están fortaleciendo en serio su arsenal.