Hecho en México

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Por Carlos Tercero

En un entorno global cada vez más interconectado y competitivo, los países han buscado mecanismos para fortalecer su identidad productiva, incentivar el consumo interno y posicionar su oferta en los mercados internacionales. En este contexto, el distintivo “Hecho en México” representa una herramienta estratégica para visibilizar y valorar los productos nacionales. Esta marca oficial, relanzada y administrada por la Secretaría de Economía, no es solo un emblema gráfico, sino un símbolo de confianza, calidad y orgullo nacional. Su logotipo, creado en 1978 por el diseñador mexicano Omar Arroyo Arriaga, forma parte de la memoria colectiva de varias generaciones y busca resurgir –a iniciativa del secretario Marcelo Ebrard– como un elemento clave en la política industrial y comercial del país.

En un mundo donde las decisiones de compra se ven cada vez más influidas por criterios de procedencia, sustentabilidad y autenticidad, contar con una identidad visual oficial permite alinear al consumidor con un sentimiento de pertenencia y apoyar el desarrollo económico nacional. Su utilidad se extiende como garantía de origen y, en muchos casos, de cumplimiento de estándares que pueden abrir puertas en mercados exigentes.

Comparativamente, países como Alemania, Japón o Italia han sabido capitalizar con gran éxito sus distintivos nacionales. La etiqueta “Made in Germany”, por ejemplo, ha sido sinónimo de precisión, durabilidad y excelencia técnica desde la posguerra, al punto de convertirse en un sello de prestigio en industrias como la automotriz y la ingeniería. Italia, con su célebre “Made in Italy”, ha posicionado su diseño, moda y gastronomía como referentes de estilo y calidad, con el respaldo de campañas oficiales que vinculan el consumo con la identidad cultural. Japón, por su parte, supo transformar la percepción internacional de sus productos durante el siglo XX, de ser considerados imitaciones baratas a ser admirados por su innovación tecnológica y atención al detalle. Estos casos comparten elementos clave: una narrativa coherente de país, políticas públicas activas de apoyo a la producción y exportación, y una cultura empresarial alineada con estos valores.

La diversidad de la industria mexicana –que va desde la manufactura hasta la producción agroalimentaria y artesanal– tiene un vasto campo para explotar el potencial del distintivo “Hecho en México”. Sin embargo, para que este símbolo cobre un verdadero peso económico, es necesario fortalecer su presencia tanto a nivel nacional como internacional. Revalorizar esta marca implica una campaña institucional sostenida que la coloque como un motivo de orgullo y confianza, que la posicione más allá de una simple etiqueta de origen y que facilite su adopción entre pequeños y medianos productores.

Asimismo, debe integrarse con programas de calidad y trazabilidad que garanticen estándares homogéneos y eleven la competitividad de los productos mexicanos. Integrar al distintivo criterios de sostenibilidad, comercio justo o producción local responsable podría ser también una vía para ampliar su relevancia. En esta tarea, la articulación entre gobierno, empresas y consumidores es fundamental.

El impulso del “Hecho en México” no debe verse como una estrategia aislada, sino como parte de una política industrial que articule producción, innovación y exportación. En tiempos de relocalización de cadenas de suministro, tensiones geopolíticas y nuevas configuraciones comerciales, México tiene la oportunidad de consolidarse como una potencia manufacturera confiable y versátil. El distintivo nacional puede convertirse en una herramienta que respalde esta proyección internacional y, al mismo tiempo, fortalezca el mercado interno.

Por tanto, “Hecho en México” es mucho más que un logotipo: es una declaración de identidad, una apuesta económica y un puente entre el país que produce y el mundo que consume. Reforzarlo, adaptarlo a las nuevas exigencias y promoverlo con inteligencia y constancia puede ser un paso decisivo para consolidar un México más fuerte, autónomo y reconocido en el concierto global.

 

3ro.interesado@gmail.com