Quebradero

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“Miedo”

 

Por Javier Solórzano Zinser

Trump no ha dejado su estrategia de sobar para luego pegar. Lo ha hecho con la Presidenta mexicana, quien ha tenido la capacidad y paciencia de dejarse provocar lo menos posible.

En los últimos días las diferencias se han incrementado por más que traten de utilizar un lenguaje suave cuando se refieren a sus llamadas telefónicas.

Trump no ha dejado de insistir en “ayudar” a México para enfrentar a los cárteles de la droga. Lo hace bajo una narrativa de catastrofismo, de agresiones a nuestro país y su Gobierno, y poniendo énfasis en la incapacidad mexicana y en lo que llama “miedo” que asegura se le tiene a la delincuencia organizada.

Es cierto que desde que llegó a la Casa Blanca Trump, México se ha visto obligado a desarrollar estrategias nuevas y diferentes a las del pasado en materia de delincuencia organizada. Recordemos que ha condicionado la aplicación de aranceles contra nuestro país a que sea efectiva la lucha contra la delincuencia organizada y, particularmente, al tráfico del fentanilo.

A la distancia queda claro que aquello de abrazos no balazos no tenía asidero. Se necesitaba ir al fondo de las cosas hasta donde fuera materialmente posible. El no hacerlo fue lo que dejó, entre otras cosas, a la delincuencia organizada suelta por más que se le hayan dado algunos golpes.

El burdo señalamiento de Trump de que la Presidenta le tiene “miedo” a los cárteles de la droga, es más un acto de provocación que una definición real de las cosas. El problema no entra en este tipo de declaraciones, porque su complejidad rebasa a los dos gobiernos.

La Presidenta quizá pudo evitarse la narrativa de los últimos días sobre la soberanía, es probable que éste fuera uno de los elementos que consideró Trump para hacer sus declaraciones. Desde los tiempos de Biden, México se convirtió en un elemento de enorme importancia, informativamente hablando para el Gobierno estadounidense. Dicho de otra manera, es muy probable que nunca como ahora en la Casa Blanca estén muy bien informados de todo lo que pasa en nuestro país.

Como fuere, además de la mucha información que tienen sobre México se suma un factor de constante riesgo: con el mandatario no se sabe qué pueda pasar, qué pueda decir y qué se le pueda ocurrir. La provocación es una de las estrategias más importantes, socorridas y clave para el empresario-presidente. El hecho de que la Presidenta no caiga en ellas le da capacidad de maniobra en su narrativa, pero, al mismo tiempo, se debe considerar que ello no cambia ni por asomo la dinámica de las cosas para Trump.

La relación con EU en términos de gobierno ya no se mueve bajo ninguna lógica. Materialmente se va respondiendo en el día con día. El riesgo va de la mano de que en cualquier momento Trump pueda tomar medidas extraordinarias que signifiquen una afectación real para la relación bilateral, pero, sobre todo, para la vida interna de nuestro país.

Bajo esta dinámica nos estamos moviendo y nos moveremos mientras Trump esté en el poder. En EU no aparece por ningún lado una oposición que pudiera hacerle frente a los muchos problemas que está causando la nueva gobernabilidad.

Su baja en el nivel de popularidad no está repercutiendo en la forma en que lleva las cosas. Cotidianamente les dice a los confundidos estadounidenses que es cuestión de tiempo para que se empiecen a ver los resultados de lo que está haciendo.

Lo que no podemos pasar por alto es que con Trump cualquier cosa puede pasar, incluso que en un arranque pretenda atacar a los cárteles de la droga en el país. Se han venido dando razones para suponer que esto no puede pasar, pero muchas cosas que se dijo que no iban a pasar han pasado y están pasando.

RESQUICIOS.

La gran cantidad de colectivos de madres buscadoras en el país es la prueba más clara del tamaño del problema. Van más de tres semanas de reuniones con la titular de Bucareli con los colectivos y la lista de los que faltan es del mismo tamaño, al menos, de los que han asistido.