Narrativa que defiende, no explica
Por Javier Solórzano Zinser
Uno de los problemas que está cargando la narrativa oficial es que a menudo más que ser un elemento explicativo se convierte en un espacio para defenderse de los ataques o diferentes visiones que tienen la oposición o instancias críticas de la sociedad.
En tiempos en que la oposición está diluida y materialmente aniquilada, y que la mayoría día con día se convierte en poder más poderoso, las explicaciones valen más que una narrativa de negación, porque tienen todos los elementos a la mano para contarnos lo que verdaderamente sucede.
Utilizar los medios públicos para desmentir todo lo que pasa o tratar de darle un giro a muchos asuntos que están a la vista de todos, en medio de una complicidad colectiva, no abona al verdadero debate y, sobre todo, a conocer lo que realmente sucede.
Recordemos uno de los muchos desafortunados pasajes que se dieron en la pasada administración. El vocero de la pandemia aseguró que los golpes de Estado de la derecha empezaban con manifestaciones como la de los papás y mamás de los niños con cáncer. Fue una declaración grosera ante la cual no hubo manera de responder en un acto que se sumó a muchos otros que fueron defendidos por el Gobierno, y particularmente por el presidente.
No hay manera de pasar por alto que, en la lucha política, por ende, la lucha por el poder está marcada por procesos que van más allá de las instituciones. Ante cualquier circunstancia, los actores políticos se mueven de inmediato para jalar los escenarios a su manera, muchas veces bajo la ley de la selva.
No dudamos que detrás de las opiniones sobre el rancho Izaguirre estén intereses abyectos que busquen evidenciar de alguna manera al Gobierno. Pero quedarse en el sólo hecho que esto pudiera estar pasando es perder de vista el escenario real, por más que todo lo que tiene que ver con el rancho haya sido eventualmente sobredimensionado.
El prudente y limitado informe del fiscal en algún sentido nos deja casi donde estábamos. Es positivo que haya prevalecido la prudencia con la información que se tiene. Sin embargo, existen elementos que ya deberían de estar en el proceso de la investigación. Uno de los más destacados son los muchos testimonios verificados que se han dado a conocer a través de los medios y las redes.
Son evidencia de que hay pruebas concretas de lo que se ha venido diciendo que sucedía en el rancho. Veremos si en el siguiente reporte se toman en cuenta estas opiniones, las cuales ya son parte de las muchas pruebas que existen sobre los límites en que se manejaban las cosas en el lugar, también conocido como la “escuelita”.
La mañanera, como pocos ejercicios político-periodísticos, ha cumplido sin la menor duda su objetivo. Se trata de informar y de responder a todas las críticas que cotidianamente se hacen hacia el Gobierno. Es el espacio en donde la Presidenta responde y no permite que se queden dudas o vacíos respecto a lo que se plantea sobre la gobernabilidad.
Algo que se ha venido presentando los últimos días, es que camina junto con algunas respuestas en un tono y una narrativa de señalamiento más que una explicación de las cosas. Con López Obrador esta situación se presentaba materialmente día con día. Se señalaba y fustigaba en tiempos en que se creaba un entorno brutalmente rudo contra quienes pensaban distinto. Hoy, a pesar de que, en las últimas semanas las cosas han pasado por el sarcasmo e ironía al señalar a los “adversarios”, las formas han sido en lo general diferentes.
La narrativa se sigue moviendo en actos defensivos más que en explicaciones manifiestas. Tener casi todo el poder obliga a explicar. Tienen muchos instrumentos a la mano para estar pensando en defenderse.
RESQUICIOS.
Elemento clave en la conferencia del fiscal fue que se reconociera que hay restos humanos en el rancho, lo que rompe con las versiones contrarias. Lo que llama la atención es que se diga que no se actúa porque no hay denuncias. ¿Usted denunciaría?