Por Fernando Vázquez Rigada
La lluvia escampó, pero el barrunto de tormenta persiste.
México vivirá en la zozobra durante un buen rato. Estados Unidos ha revivido la política del Big Stick, el Gran Garrote. Theodore Roosevelt la acuñó: “habla suave y muestra un gran garrote. Llegarás lejos”, decía.
Trump habla bronco y muestra sus misiles. Está obteniendo parte de lo que quiere. ¿Cuánto le durará el gusto? Menos de lo que cree, a mi juicio. Pero esa es harina de otro costal.
¿Qué lecciones debemos registrar en México de todo esto?
1.- Reducir la dependencia. Nuestra conexión con Estados Unidos es sólida, pero excesiva. Cierto: se impone la geopolítica, la geografía y hasta la demografía. Pero depender tanto de un país debilita la soberanía y nuestros márgenes de actuación.
De allá importamos 62 de cada 100 litros de gasolina. Más de 70 de cada 100 litros de gas natural, con el cual producimos la mitad de la energía eléctrica del país. La mitad del maíz y el 42% de la carne de cerdo. La mayor parte de fertilizantes. 60 mil millones de dólares en remesas. Cuando EU quiera desenchufarnos, nos apagamos.
Tenemos 13 tratados de libre comercio con 46 países, pero exportamos el 82% a uno solo. Urge la diversificación. Para variar, nos fuimos por la cómoda.
2- Además, tenemos 33 acuerdos de promoción y protección recíproca de inversiones, pero no hemos encadenado la inversión a la transferencia de tecnología: el conocimiento no derrama y, para decirlo claro, no podemos fusilarnos muchas innovaciones, como sí lo hacen los países asiáticos, particularmente China.
3.- El mercado interno es frágil, en gran medida por la aplastante informalidad, resultado de no tener una política agresiva de promoción de inversiones condicionada a empleo de calidad. Los impuestos son altos para el servicio que recibimos y, por la informalidad, no se recauda lo suficiente.
4.- Nadie ha tocado los monopolios que asfixian a la economía. Los ultra ricos siguen siendo los consentidos y no se les toca con el pétalo de un artículo de ley.
5.- Hemos descuidado sectores clave: la agroindustria, el turismo, la investigación, innovación y desarrollo tecnológico, la energía, por mencionar algunos.
6.- La afirmación de que la mejor política externa es la interna es una mentira, y no genial. Las relaciones con el mundo importan y mucho.
7.- Hacer alabanzas a las dictaduras socialistas y la revolución jala para una trasnochada de bohemia. Para la realpolitik, no. Ese grupo de países son parias y no son solidarios. Afortunadamente no lo han hecho, pero, ¿qué apoyo dieron a la nueva burocracia cuando el imperio se nos vino encima? Ninguno. Gracias a Dios.
8.- Quienes pugnan por aliarnos con China son fanáticos suicidas o andan fumando lo de la cucaracha. No hay margen político para hacerlo.
9.- Si ya nos dimos cuenta que el mundo importa y que, en él, Estados Unidos tiene cuerda para rato, al menos con respecto a nosotros, hay que hacer la sopa y repartir nuevas fichas: el estado de derecho importa, el Poder Judicial profesional es central para dar certidumbre, la educación es el sustento del futuro y las instituciones son el sostén de la vida pública.
Y recordar que uno es quienes le rodea.
Siempre.
@fvazquezrig