El “aporte” de la oposición a Morena
Por Javier Solórzano Zinser
Puede resultar contradictorio para Morena, pero quizá si algo le está haciendo falta es una oposición bien estructurada y representativa que permita la pluralidad que pueda producir los sanos equilibrios democráticos.
Morena se la pasa viéndose el ombligo. Al todo concentrarse al interior del partido todo se remite a una dinámica que impide ver más allá de la propia organización. Viven bajo el síndrome de que todo empieza y termina en Morena, y si bien el escenario electoral les da la razón y los coloca como una organización marcadamente predominante, la lógica política y la importancia de tener referentes externos termina en algún sentido aislándolos.
No creen que tengan que escuchar a otros que no sean ellos mismos. Siguen al pie de la letra las enseñanzas de su tótem. Si algo no quería López Obrador era tener diálogo alguno con la oposición. El expresidente a lo largo de sus seis años nunca se reunió con ella y más bien se la pasó menospreciándola y fustigándola en innumerables ocasiones en su mañanera, era también una manera de señalarla ante sus millones de seguidores.
Fue un sexenio en que no hubo diálogo ni entendimiento porque desde el poder no se tenía el más mínimo interés de ello. Todo se decretaba y hacía desde Palacio Nacional. Si se frenaron algunas reformas se debió a que no les alcanzaba la mayoría, en buena medida de ahí viene la gran confrontación con la Corte.
El entonces presidente de la institución se convirtió en un recadero que en muchas ocasiones no alcanzó a persuadir a sus colegas en procesos que impulsaba el exinquilino de Palacio Nacional; el personaje es hoy un apéndice de la estructura de Gobierno.
Al ser un partido predominante, Morena puede hacer todo lo que quiera y mande. Ya se vio que incluso la Constitución la reinterpretan y en muchas ocasiones violan lo que ellos mismos han reformado.
La dinámica no va a cambiar. Lo que eventualmente pudiera ser que lleve las cosas a dar un giro son las secuelas y consecuencias que tengan las divisiones internas. Recordemos que hace algunos años el eje y tótem del movimiento, López Obrador, siendo presidente aseguró que si no se ponen de acuerdo “ahí se ven”. Quizá intuía lo que se podría venir por la experiencia de sus muchos años en política en que ha sido factor de cohesión, pero también en muchas ocasiones de división; para decirlo de manera doméstica podríamos decir que conoce a su gente.
Es probable también que haya visto que a futuro al interior de Morena ya no estaría quien con sólo pegar en la mesa lograba la cohesión. En los muchos encuentros en que legisladores y gobernadores del partido se reunieron con López Obrador no hubo indicios de que hayan sido escuchados, más bien les dijeron qué hacer.
La oposición bajo cualquier escenario termina por ser un contrapeso que permite que las cosas puedan ser discutidas antes de utilizar la maquinaria de los partidos hegemónicos. Al no tener una base social, la oposición en el Congreso no es tomada en cuenta bajo su disminuida representatividad, junto con el franco menosprecio y la soberbia de la mayoría; es cuestión de ver cómo la autollamada “ministra del pueblo” impugnó ante el TEPJF la decisión del INE de no mencionarla como ella quiere en las boletas.
En Morena se asumen como únicos “representantes del pueblo” perdiendo del radar cómo las sociedades van transformándose, dejando en ocasiones atrás el sentido del voto que emitieron en procesos electorales. Lo más delicado de lo que están viviendo es que hasta cuando se equivocan creen que tienen la razón.
La diluida y perdida oposición ha perdido la vertical, hasta en esto está haciendo daño y todo indica que ni se dan cuenta de nada.
En Morena se asumen como únicos “representantes del pueblo” perdiendo del radar cómo las sociedades van transformándose, dejando en ocasiones atrás el sentido del voto que emitieron en procesos electorales
RESQUICIOS.
La auditoría de la Cuenta Pública 2023 pone a prueba la lucha contra la corrupción y en favor de la transparencia del Gobierno, más ahora que desapareció a los organismos autónomos. Ya veremos si se ven en su espejo o abren la puerta.