Quebradero

Share

El pasado ya es también Morena

 

Por Javier Solórzano Zinser

No queda claro qué tendría que hacer el Gobierno mexicano a lo largo de este mes para cambiar la perspectiva de Donald Trump.

Con poca capacidad de maniobra y a sabiendas de que el presidente estadounidense lo que quiere es crear un ambiente belicoso e intimidatorio, no pareciera que se pudieran tener a la mano elementos que satisfagan las ansias, exigencias e imposiciones de Trump.

A pesar del justificado discurso propositivo y echado para adelante de la Presidenta, son demasiados los factores que intervienen en las amenazas de Donald Trump. Podría pasar incluso que, a pesar del gran esfuerzo que pudiera hacer el Gobierno mexicano por darle un giro a las cosas, la posición del presidente no cambie o se dedique a alargar las amenazas como estrategia de intimidación y de su gobernabilidad.

En materia de seguridad la estrategia ha cambiado de la pasada administración a la de Claudia Sheinbaum. Si algo no quieren quizá sea hacer enojar al expresidente y por lo mismo sistemáticamente se asegura, particularmente por parte del titular de Seguridad, que la estrategia no ha cambiado. Lo cierto es que en los hechos ha quedado en el pasado aquello que al interior del gobierno pasado nadie se atrevió a criticar, pero que todos sabían que era una estrategia fallida, nos referimos a los abrazos no balazos.

La muy delicada y lacerante declaración de Trump referente a que existe un nexo de complicidad y cercanía entre la delincuencia organizada y el Gobierno, ha tratado de ser interpretada de diversas formas por parte de la mayoría y la Presidenta.

Ciertamente se hizo una referencia directa a García Luna, quien está cumpliendo una sentencia en EU. Han tratado de centrar la atención en este elemento para evadir o hacer a un lado que la referencia habla del Gobierno como un todo y pone en la mesa el tema del fentanilo, el cual no era un tema de primer orden en los tiempos de Calderón. Esta droga adquirió una nueva dimensión, particularmente en los últimos años tanto en su producción como en su consumo.

La negativa por parte del Gobierno anterior y éste respecto a que en México no hay laboratorios para producir el fentanilo se ha venido desmintiendo. El Gobierno de EU, tanto en esta administración como en la anterior, ha presentado elementos en que hay evidencia de que por más pequeños que sean los laboratorios en México se produce en nuestro país la droga basada en el fentanilo. Se ha tratado de negar a través de explicaciones en la mañanera, las cuales han sido desmentidas, no han tenido el suficiente sustento de comprobación.

A esto sumemos las filtraciones informativas en las que se asegura que importantes personajes de Morena se encuentran presumiblemente coludidos con las bandas del narcotráfico. No hay prueba alguna de esto, el problema es que permea por doquier, particularmente en ciertos sectores influyentes y de peso de EU; sea cierto o no, han ido dejando huella entre algunos sectores del país vecino.

El Gobierno ya no puede mirar al pasado para justificar su presente. Podrá tener un efecto entre los millones de seguidores de la Presidenta, pero ya no tiene efecto porque llevamos más de seis años con gobiernos de Morena y en muchos casos las responsabilidades son compartidas.

Sin dudar de todo de lo que se le acusa a García Luna y a Calderón, este Gobierno y el anterior cargan ya responsabilidades en seguridad, las cuales no pueden endilgar al pasado justificadamente señalado.

Los tiempos pasados han dejado de ser útiles para justificar el presente que ya camina con errores y problemas propios de quienes hoy nos gobiernan, a Trump y su Gobierno hay que responderle de otra manera.

RESQUICIOS.

Como no le gustó a Morena y aliados en el Congreso de Morelos la solicitud de desafuero a Cuauhtémoc Blanco como diputado, por presunta violación a su media hermana, optaron por buscar cómo quitar al fiscal; no vaya a ser que acusen a la agredida de ser agresora.