Día de la libertad
Por Leticia Perlasca Núñez
Cada 23 de enero se conmemora el Día Mundial de la Libertad, una fecha emblemática que resalta la importancia de este derecho humano fundamental, reconocido universalmente.
El origen de esta celebración está estrechamente vinculado con la historia de Alemania Oriental, donde la caída del régimen comunista en 1990 marcó un hito en la lucha por la libertad y la democracia. Este suceso inspiró la proclamación de un día dedicado a reflexionar sobre los logros alcanzados en la búsqueda de los derechos humanos y la autodeterminación.
Esta jornada fue inspirada por dos acontecimientos que simbolizan la lucha por la libertad en el mundo. Si bien no tienen relación entre sí, ambos refuerzan los ideales del trabajo por los derechos humanos y el fin de la opresión.
El primero se dio el 23 de enero de 1954 en Taiwán, donde había unos 22.000 prisioneros de guerra chinos y coreanos que se encontraban encarcelados. Estos no deseaban ser repatriados a su país de origen. Debido a su valentía y esfuerzo, lograron conseguir la libertad durante esta jornada.
Es importante recordar el segundo hecho, que fue un 23 de enero, pero de 1958, cuando se conformó una unión cívico-militar con la participación del pueblo venezolano, para derrocar la dictadura militar del General Marcos Pérez Jiménez, que regía en el país.
En diversas culturas y naciones, la libertad ha sido la clave para la evolución de sociedades democráticas. Su celebración no solo evoca el valor de la autonomía individual, sino que también rememora los momentos históricos donde la lucha por la libertad ha marcado un punto de inflexión en la historia mundial.
Concluyó con una gran frase: “Que nada nos limite. Que nada nos defina. Que nada nos sujete. Que la libertad sea nuestra propia sustancia”. Simone de Beauvoir.
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