A ver cómo le hacen en el INE
Por Javier Solórzano Zinser
No se soslaya la complejidad y lo inédito de la reforma al Poder Judicial. El proceso ha sido controvertido siendo la falta de un diálogo abierto lo que ha llevado las cosas en ocasiones por terrenos laberínticos.
López Obrador se planteó una vez más el ya conocido va porque va. La reforma se convirtió en tema de campaña para Claudia Sheinbaum, quien lo hizo propio y además lo respaldó en todo el proceso.
Hubo momentos en que la otrora candidata sugirió mayor apertura, pero al paso de los días todo pasó a segundo plano, al final respaldó la reforma en los mismos términos en que lo había planteado el expresidente.
Es importante recordar esta breve historia, porque la reforma al Poder Judicial se aprobó con tal rapidez que lo que provocó es que se conjuntaron ocurrencias, improvisaciones y supuestos debates que realmente nunca fueron considerados para la creación de la reforma. Al final, las cosas quedaron en lo general como venían de origen. Es por esto, y otras razones, que en buena medida estamos en medio de un laberinto para intentar instrumentar la reforma.
La historia colocará en su dimensión el proceso bajo el que se desarrolló el debate y la abrumadora aprobación del proyecto. Habrá que recordar cómo Miguel Ángel Yunes jugó un papel abyecto planteando el día del debate que estaba enfermo, pero hacia la tarde estaba puesto y dispuesto para sumarse a la propuesta.
Recordemos que tiempo atrás tanto su padre como él habían enviado todo tipo de críticas y adjetivos en contra del tabasqueño. Días después se supo que todos los cargos que existían en contra del panista habían sido mandados, no casualmente, a la nave del olvido.
Es importante recordar esto, porque estamos en medio de un proceso caótico de elección de ministros, jueces y magistrados. El problema viene de origen. Fue tal la prisa por aprobar la reforma que pensaron más en el efecto que en las secuelas y consecuencias del proceso.
Se reconoce como inédito lo que estamos viviendo, pero no es ocasión para no percatarse de los muchos problemas que se están enfrentando, los cuales no pueden ser superados por la narrativa de que las cosas están yendo muy bien.
Los apuros del INE no van a terminar. Ante hechos y exigencias consumados están tratando con poco, hacer mucho. Como nos decía una de las consejeras, hablando de la reunión con la Presidenta: “Nos puso en la disyuntiva de dónde ubicar el gasto del país. No hay duda de que los dineros tienen que dirigirse a las personas con mayor adversidad antes que subirle el presupuesto al INE”.
Ayer el INE, buscando la mayor cobertura, elevó de 72 mil casillas a 82 mil. En una elección presidencial el número de casillas alcanza las 172 mil; lo que habrá que ver es si les dan presupuesto para ello.
Ante las diferentes circunstancias que se han vivido, que se están viviendo y se vivirán, los problemas no se pueden resolver con una narrativa que pondere lo bien que están saliendo las cosas, porque entendiendo la política de hechos consumados, existen muchos vericuetos que no se han podido sortear y que van a repercutir en el día de la elección y en la decisión ciudadana.
Si participa el 20% de la población será muy positivo para el régimen, sin pasar por alto que echarán a andar todo tipo de maquinarias para llevar a los ciudadanos, lo que incluye el clásico acarreo, a los centros de votación.
La cuestión no está sólo en la narrativa de van bien las cosas, también va a estar en lo que nos vayan a plantear el día del proceso.
En la noche de las elecciones la única voz que deberá valer será la del INE.
RESQUICIOS.
El periodista Jesús García dejó en claro lo que dijo Marco Rubio. Trump ha mencionado, no decidido, la acción militar. Para el Departamento de Estado es mejor la cooperación. Nombrar a cárteles como grupos terroristas incluye otros retos, incluyendo transacciones financieras. No lo dice Rubio, pero parece entender que puede ser un tipo boomerang.