Nada será igual
Por: Javier Solórzano Zinser
Con Trump va a cambiar de manera significativa no solamente la relación entre nuestro país y EU, sino también podría tomar un giro inesperado la dinámica internacional.
No se sabe hasta dónde puedan llegar las amenazas, provocaciones y estrategias del futuro presidente. Todo es posible, porque no solamente se trata de un personaje con una visión discriminatoria y radical, sino también se trata de un político-empresario que se encuentra claramente empoderado con una gran capacidad de maniobra para poder hacer mucho de lo que piense y se le ocurra.
Muchas cosas entrarán en terreno de cuestionamientos a la manera del futuro presidente. Los organismos internacionales que, si bien merecen cambios importantes, en la mirada de Trump podrían entrar en un cuestionamiento unilateral que los pongan en entredicho, lo cual puede llevarlos a los terrenos del debilitamiento.
Organismos como la ONU viven en medio de una larga transición producto de la dinámica internacional y de lo que en muchas ocasiones es la falta de voluntad de los gobiernos del mundo para encontrar salidas a los innumerables problemas que se presentan en la cotidianidad; la OEA ni siquiera aparece en el radar del futuro presidente.
El caso de la invasión de Rusia a Ucrania y la dinámica que ha alcanzado el ataque a Israel de la mano de su respuesta brutal desde hace más de un año de esta nación a Palestina muestran cómo la ONU acaba por quedar atrapada en su dinámica interna y pierde su capacidad de convocatoria ante las naciones involucradas.
La inminente llegada de Trump ya tiene repercusiones, sin exagerar, en buena parte del mundo. En Europa se han empezado a presentar reacciones que no pueden pasar de largo, porque están confrontando directamente a Trump por lo que quiere hacer de su relación de EU con Europa, lo cual va a afectar directamente la dinámica de este continente, particularmente en los temas de la OTAN y la Unión Europea.
El futuro presidente no va a pasar de largo absolutamente nada. El querer apoderarse de Groenlandia es un ejemplo de las muchas cosas que pretende hacer y que parte de que son factibles con su poder y su dinero.
Su visión sobre “Hacer América Grande de Nuevo” es sinónimo de echar a andar las viejas ideas del imperialismo dominador del mundo. Trump parte de entender el mundo como empresario, no tiene idea de las dinámicas políticas, las cuales en la mayoría de los casos las menosprecia.
La movilización que indirecta y directamente provocó hace cinco años, cuando el Congreso de EU declaró presidente a Joe Biden, es el ejemplo manifiesto de lo que piensa de la política y de las instituciones cuando éstas no le son favorables en sus objetivos y también en sus caprichos.
Es un hecho de que por más que vaya a tratar de darle un giro a la dinámica mundial no le será del todo posible, porque al llevar las cosas a los extremos estaríamos ante la inminencia de confrontaciones con consecuencias inimaginables.
Lo que está pasando en Canadá merece atención porque es en buena medida lo que puede provocar en muchas regiones del mundo. La salida de Trudeau pasa por las imprudentes decisiones del primer ministro canadiense en su relación con Trump. La oposición, como decíamos ayer, no le perdona el haber ido corriendo a buscarlo a La Florida.
En México estamos bajo riesgos considerables. No solamente por la forma en que Trump está tratando su relación con nuestro país, sino también porque nuestra dinámica interna padece de muchas adversidades, las cuales están en la mira del futuro presidente.
Es un galimatías lo que se viene, pero de que las cosas van a cambiar ya no hay duda.
RESQUICIOS.
En medio del imprudente proceso de cambiar la Constitución a toda velocidad viene el turno de las instituciones electorales. No hay manera de frenar el proyecto y al igual que con otras reformas vamos bajo una mirada unilateral. Lo peor que podría pasar sería concentrar las elecciones en el Gobierno; parece que eso quieren.