Por Uriel Flores Aguayo
Pienso en definiciones amplias de la cultura como contexto de este artículo. No se debe creer que la cultura es equivalente a las artes, aunque las incluye. En el conjunto de conocimientos y prácticas culturales están las costumbres. También ellas tienen su amplitud y complejidad.
En relación a Xalapa, además de las prácticas comunes a Veracruz y a México, hay elementos específicos que crean identidad y trascienden al lenguaje y a la comunicación. Tomemos algunos ejemplos de nombres de colonias: colonia “Rubén Jaramillo”, un auténtico luchador social y casi guerrillero que inspiró a Don Juanito López , su fundador, a ponerle ese nombre del que casi nadie de sus habitantes sabe el origen y significado; colonia PROVIPO, se encuentra junto a la colonia “Casa blanca”, fue creada como gestión social por un grupo de activistas que se denominaron promotora de vivienda popular, antecedente del MOPI, y se le quedó ese nombre, es seguro que quienes la habitan desconocen origen y significado; así hay otras colonias y calles cuyos nombres fueron circunstanciales u ocurrencias. Pero se volvieron costumbre.
La avenida “Lázaro Cárdenas”, de las más extensas de nuestra ciudad, lleva ese nombre desde hace muchos años, es su denominación oficial, sin embargo, es fecha que la mayoría de los autobuses del servicio de transporte llevan el nombre de “Circunvalación”, como se llamó inicialmente cuando sirvió como libramiento de Xalapa. La zona de lo que fue la reserva territorial cuenta con unas doce colonias, pero es común referirse a ella simplemente como la reserva. El cerro de Macuiltépetl es el cerro, los lagos del Dique son Los Lagos, la Plazuela del Carbón es “El Árbol”, el parque “Miguel Hidalgo” son “Los Berros”, y así se pueden señalar otros ejemplos.
“La cruz de la misión”, ermita destruida para ampliar la calle “Revolución”, sigue dando ese nombre a la zona que la vio nacer hace varias décadas; “La roca de oro”, popular tienda de la avenida 20 de noviembre, es referencia de esa zona después de muchos años de haber desaparecido; igualmente pasa con “El Meridiano”, antigua tienda de la avenida “Ávila Camacho”. Los nombres oficiales en muchos casos resultan artificiales y sobrepuestos, más como imposición del discurso oficial, pero no inciden en el imaginario popular.
Cerca de Xalapa tenemos algunos casos de contundente confirmación de lo anterior y que ilustran claramente ese afán político por disponer de la identidad cultural de las poblaciones: es el caso de San Miguel del Soldado, población cercana a Xalapa, a la que le cambiaron el nombre por el de “Rafael Lucio”. Es tan fuerte la costumbre de llamarla conforme a su origen que popularmente se le sigue nombrando como tal, incluso tiene una fuerte fiesta patronal. Otro caso paradigmático son Las Vigas, cuyo nombre fue modificado por el de “Rafael Ramírez”; es una conocida cabecera municipal a la que el común de sus habitantes le continúa llamando de acuerdo a su origen. En ambos casos estamos hablando de decisiones políticas que no respetan la identidad y costumbres de esos ciudadanos.
La identidad de la gente resulta más fuerte que las imposiciones de nomenclatura, cuya definición cubre el acto de poner un nombre y a los que lo deciden; es dignidad en muchos sentidos. Tanto en Xalapa como en el resto de Veracruz, hay muchos casos similares que deberían documentarse como parte de nuestra historia e identidad.
Recadito: recibos de CMAS por las nubes.