Quebradero

Share

Reformas, no son panes ni tortillas

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

Muchas de las reformas hubieran tenido un mejor final si se hubieran escuchado opiniones más allá de las propias, y revisándolas a detalle en lugar de aprobarlas con las prisas que se traen.

El problema que se puede tener en el mediano plazo es que se deban hacer tantos ajustes que en algunos casos se acabe perdiendo el sentido para las cuales se hicieron. No sólo es eso, también se va viendo que existen un conjunto de contradicciones y de parches que no van a ayudar a que las reformas puedan fortalecer lo que llaman el “nuevo régimen”.

Un problema grande ya se asoma. La lista de los aspirantes a ingresar al Poder Judicial está cargada de contradicciones. Se tenía que entregar desde ayer y a contracorriente terminaron entregándola el día de hoy, bajo una segunda versión con matices de la que originalmente habían presentado.

Al final muchos aspirantes que habían planteado su negativa a participar lo hicieron. En el fondo es algo positivo, porque en algunos casos son juristas capaces que ojalá sean ellas y ellos los que sean los responsables del tsunami que se nos viene.

Otro tema en el cual en algún sentido estamos también atorados es el referente a las leyes secundarias de la reforma judicial, estamos hablando de la instrumentación de la reforma. Va a ser un debate arduo, interesante, intenso y controvertido, si es que se quieren escuchar todas las voces involucradas.

El documento original contiene contradicciones y merece precisiones. En su contenido aparecen elementos a decir de los especialistas inconstitucionales, al tiempo que la redacción necesita depurarse, porque hay que tomar en cuenta que estas leyes serán las que utilizarán los nuevos juzgadores para desarrollar su trabajo.

No es el único caso el de la reforma judicial. Sensatamente pareciera que se va a mandar la reforma al Infonavit para el año que entra. Esto significa que se tendrá tiempo para una revisión más detallada, sigue siendo una confusión total lo que eventualmente vaya a pasar con las cuotas de los trabajadores.

Muchas de las reformas del 5 de febrero son, sin duda, importantes. El gran problema es que en la prisa que se traen se están aprobando sin revisiones detalladas, lo cual será un enorme problema a la hora de su instrumentación.

La prisa no tiene mucho sentido. Lo que se quiere es aplicar en lo inmediato todas las reformas para dar la cara de que nuestro país tiene un “nuevo régimen”. Sin embargo, llevar las cosas con pausa y serenidad no rompe el resultado que se quiere alcanzar. La razón está en que el país va a vivir tres años al menos, con pleno control de la mayoría en las cámaras y con la presencia firme y poderosa de la Presidenta.

Las cosas no van a cambiar en el corto plazo, por lo cual revisar las leyes, dando tiempo para debatirlas en su contenido y aplicación, sería un elemento estratégico para el “nuevo régimen”. Hacerlo de esta forma fortalecería y le dará fundamento al proyecto y estaría, en la medida de las cosas, en algo que podríamos definir como bien hecho.

Es evidente que no les interesa hacerlo. Lo que les interesa es tenerlo en la rapidez, que en muchas ocasiones hace a un lado elementos importantes para definir las cosas; no se trata ni de hacer panes ni de hacer tortillas.

La única razón por la cual las cosas pudieran cambiar sería que las evidencias les hicieran tomar conciencia. Sin embargo, no están en esos ánimos, porque cuando hay errores los justifican con argumentos como es “un cambio inédito”, “trascendental”, y no puede “ser perfecto”.

Insistimos, si bien en la tardanza está el peligro, en las prisas están las ocurrencias y la improvisación.

RESQUICIOS.

Un tribunal judicial determinó que la UNAM debe cancelar las investigaciones sobre la ministra Yasmín Esquivel y su tesis. Parece el fin de un asunto en que la primera persona que debiera estar interesada en resolverlo, es la primera persona que está interesada en ocultarlo.