Esquizofrenia: la importancia de atenderla a tiempo

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Por Lyneth Santiago Frías

La esquizofrenia es una enfermedad mental compleja que afecta la forma en que una persona piensa, siente y se relaciona con la realidad. Quienes la padecen pueden experimentar alucinaciones, delirios y una profunda desconexión de su entorno. Esta condición no solo afecta la vida diaria de quienes la sufren, sino que también puede llevar a situaciones extremas, incluyendo el suicidio. La carga emocional, el estigma social y la dificultad para encontrar un tratamiento adecuado pueden incrementar el riesgo de autolesionarse.

Hoy hablaremos acerca de la historia de Roberto, quien enfrenta esta dura realidad y los desafíos que tuvo en su camino hacia la recuperación.

La esquizofrenia se clasifica en varios tipos, como la esquizofrenia paranoide, caracterizada por delirios y alucinaciones; la esquizofrenia desorganizada, que implica un discurso y comportamiento desorganizado; y la esquizofrenia catatónica, marcada por alteraciones en la motricidad. Detectar estos tipos a tiempo es crucial, ya que permite una intervención temprana que puede mejorar el pronóstico, reducir el sufrimiento del paciente y facilitar un manejo más efectivo de los síntomas, contribuyendo así a una mejor calidad de vida.

Esta es una de las enfermedades que llevar a la persona a un suicidio y por ello, también es importante saber detectar cómo inicia, para evitar que el padecimiento pueda complicarse y se llegue a este extremo.

“A mis 42 años he pasado por mucho”

Esta vez nuestro entrevistado fue Roberto Romero, un hombre de 42 años que padece de esquizofrenia, mencionando que hay probabilidad de haberla heredado de parte de su bisabuelo, quien también tenía esta enfermedad.

“Mi nombre es Roberto Romero, tengo 42 años y padezco de esquizofrenia, siendo mis alucinaciones bastante intensas al punto en que, una de ellas quería que acabara con mi vida (…), hasta hace 10 años yo estaba bien, no tenía síntomas de nada, pero mi enfermedad comenzó a partir de la pérdida de mi esposa e hijos en un accidente donde mi carro quedó prensado con un tráiler, la verdad es que considero que viví por milagro, porque al fin y al cabo yo iba manejando, aún no me explico cómo fue que mi familia falleció y yo no… fue un momento muy duro, y sí, estuve mal, estuve en coma durante dos meses pero me recuperé y cuando desperté y me dieron la noticia de mi familia, rompí en llanto y tardé en procesar que yo sí había sobrevivido y ellos ya no estaban.  Nombre’, yo sentí que mi vida ya no tenía sentido, después de eso fue cuando comenzó mi esquizofrenia.”

Roberto nos contó que, aunque sobrevivió al accidente, tuvo complicaciones en su capacidad motriz porque, a pesar de que lograron salvarle la pierna derecha, debido a la operación y cicatriz que tiene en ésta, le es complicado caminar de manera correcta al igual que encontraba limitaciones en algunas actividades.

“A los 35 años comencé a presentar alucinaciones, a escuchar voces y a dejarme llevar por ellas, por las noches sufría de ansiedad, a veces me dormía y yo sentía que me jalaban, veía sombras amorfas que me perseguían, al principio yo creí que estaba poseído por el chamuco o algo, fui con curanderos, brujos, fui a la iglesia y no sabían decirme, ¿por qué no iba a un hospital? Yo no tenía ganas de volver a ese lugar que para mí se volvió el infierno, pero cuando todos los síntomas aumentaron, mis hermanos me obligaron a ir (…), creo que fue alrededor de uno o dos meses de análisis y pruebas psicológicas hasta que dieron con mi enfermedad, la esquizofrenia (…) comencé a ir al psiquiatra y fue cuando me diagnosticaron con esquizofrenia (…) tuve dos intentos de suicidio, el primero fue cortándome las venas; pero mi hermana me encontró y me llevó al hospital, el segundo fue tirándome del segundo piso, no era tanta la distancia del suelo; mi hermano me encontró y me llevó al hospital. Tuve lesiones, sí, aquellas sombras y voces que escuchaba fueron las que me llevaron al extremo, me incitaban a morir, me decían que mi vida no valía la pena y que yo era culpable de la muerte de mi esposa e hijos, pero cuando después de dos intentos de suicidio no morí, me di cuenta de que no era mi momento.”

Roberto menciona que estos dos intentos de suicidio se dieron en momentos en los que había olvidado tomar sus medicamentos e ir a sus terapias, por consiguiente, recalcó que él tocó fondo y fue consciente de muchas cosas, aún estaban sus hermanos, aún tenía a personas importantes en su vida.

Aunque la vida de Roberto no ha sido fácil, él menciona que tuvo a sus hermanos a su lado para ayudarlo a continuar adelante, haciendo hincapié en que han sido 7 años de tratamiento y a pesar de que todavía tiene mucho camino por recorrer, ha avanzado bastante en su proceso de recuperación.

“Sé que hay jóvenes que padecen de esquizofrenia y no lo saben o deciden ignorarlo, a ellos yo les diría que no se rindan y que, si comienzan a escuchar y ver cosas, no vayan con un brujo, como hice yo, vayan directo al hospital a que les hagan estudios y los diagnostiquen, pueden ahorrarse mucho sufrimiento. No se desesperen, el camino es largo y yo sé que hay veces en que creemos no poder más, pero recordemos que hay personas o mascotas que nos esperan en casa y que nos aman.”

Un aprendizaje más

La historia de Roberto resalta la urgencia de la detección y tratamiento oportuno de la esquizofrenia. Su experiencia muestra cómo el estigma y la falta de comprensión pueden llevar a un sufrimiento innecesario y, en casos extremos, a intentos de suicidio.

La intervención temprana no solo mejora el pronóstico, sino que también permite a los pacientes reconectar con sus seres queridos y reconstruir su vida. Es crucial fomentar una mayor conciencia sobre esta enfermedad y promover el acceso a servicios de salud mental, para que otros como Roberto puedan encontrar el apoyo necesario y prevenir el sufrimiento prolongado. La resiliencia y el amor familiar son claves en el camino hacia la recuperación.