Quebradero

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Bajo el síndrome de me quieren perjudicar

 

Por Javier Solórzano Zinser

Como que a estas alturas ya no tiene mucho sentido que el Presidente ante asuntos de importancia que tienen que ver con su Gobierno de manera directa o indirecta, reaccione diciendo que de lo que se trata es de perjudicarlo.

Muchas cosas adversas se han presentado estos años en los que López Obrador no tiene que ver de manera directa, más bien son hechos que forman parte de la dinámica multifactorial que vive el país. Algunos asuntos le competen, es su responsabilidad atenderlos y resolverlos, pero otros se mueven bajo escenarios que son ajenos a la gobernabilidad.

Ante situaciones que le son adversas, en ocasiones, el Presidente ha optado por apelar a responsabilidades colaterales como si no le fueran propias con el fin de delimitar los problemas y hacer ver que es víctima de las circunstancias.

Señalar a los medios o a los adversarios como el común denominador de problemas que en muchos casos le competen, lo único que hace es señalar a otros por las responsabilidades propias perdiendo la visión y la búsqueda de un diagnóstico para encontrar la manera de enfrentar las circunstancias.

La narrativa de señalar al pasado como eje de todos los males ha ido dejando de tener fuerza y peso. A lo largo de estos seis años muchos asuntos están ya en la mesa del Presidente y serán riesgosamente heredados a su sucesora.

Ya veremos cómo le hace la futura Presidenta para enfrentar los problemas de salud, de seguridad, y la relación con diferentes países y el de una convivencia más armónica a diferencia de lo que ha pasado todos estos años.

Uno de los asuntos más delicados es el económico. El endeudamiento de este año va a provocar repercusiones inevitables que podrían verse en el diseño del presupuesto del 2025, el cual ya estará bajo la responsabilidad de la Presidenta electa. El crecimiento del PIB será exiguo, el dólar terminará el año seguramente sobre los 20 pesos, habrá que terminar de pagar las obras del sexenio, entre otras cosas.

No es casual que hayan aparecido voces de alerta desde el extranjero, en particular por los riesgos que tiene que las calificadoras bajen la categoría de inversión de México, por más que el Presidente, de manera ligera, exprese que “no hay que tomarlas tan en serio”.

El colocarse como víctima y como centro de ataques personales que en sentido estricto lo rebasan no ayuda al diagnóstico y al análisis. Estos escenarios se han repetido en innumerables ocasiones, pareciera que es ajeno a problemas que si bien en ocasiones no recaen en él.

Como están las cosas en Sinaloa no tiene asidero plantear que lo que se quiere con la difusión de información y análisis de lo que pasa en Culiacán, en particular, se quiera perjudicarlo.

Más que ello lo que termina sucediendo en algún sentido es hacerse a un lado en lugar de enfrentar el muy serio escenario que está viviendo el estado. No se trata de responsabilizar ni victimizar, estamos ante una situación que refleja uno de los mayores problemas en materia de seguridad que ha tenido el país en las últimas décadas: el enfrentamiento al interior de un cártel que está viviendo una situación de violencia al límite en la lucha por su control.

De origen estos hechos han colocado al país en una encrucijada. Un reconocido y afamado narcotraficante a nivel mundial, todo indica que  fue secuestrado para entregarlo en EU con el fin de intercambiarlo por uno de los hijos de Joaquín Guzmán Loera. La acción nos pasó totalmente de largo, fuimos rebasados y se fue gestando un conflicto violento entre los dos bandos del cártel, el cual está escalando.

No tiene asidero hablar de perjudicar a menos de 15 días de que termine su mandato y estando las cosas en Sinaloa como están.

RESQUCIOS. Morena quiere ganar a como dé lugar la alcaldía Cuauhtémoc. El TEPJF determinó el triunfo de Alessandra Rojo de la Vega, pero por lo que se ve quieren seguir jalando la cuerda buscando ganar por fuera lo que no pudieron hacer en las urnas.