Quebradero

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El día después de la eventual aprobación

 

Por Javier Solórzano Zinser

En el día después de la muy probable aprobación de la reforma al Poder Judicial y en medio del jolgorio de la mayoría de lo que han llamado un “regalo” al Presidente, se nos van a venir una gran cantidad de problemas, tanto en forma como en fondo, en el aparato judicial.

A pesar de que las cosas van muy avanzadas tendremos que esperar a lo que suceda hoy y mañana. El presidente del Senado anda haciendo singulares cuentas sobre el número de senadores que se requieren para la aprobación de la reforma, las cuales son a conveniencia, poniendo al descubierto a la mayoría y sus intenciones de querer sacar a como dé lugar la reforma sin escrúpulo alguno.

Sigue siendo un enigma si se van alcanzar los votos para su aprobación. Difícilmente lo sabremos antes, debido a que nadie quiere que públicamente se sepa que dará su brazo a torcer. Sólo lo sabremos a la hora de la votación en que muy probablemente un o una senadora se ausentará o habrá hecho arreglos “convenientes” para tomar su decisión.

Estamos en medio de escenarios definitivamente inéditos. No era ni mínimamente imaginable que las y los ministros de la Corte salieran a las calles a manifestarse como lo hacen miles de ciudadanos en defensa de sus derechos, exigencias y causas.

Al paso del tiempo el momento que estamos viviendo tendrá en este tipo de situaciones uno de los momentos de identidad, sobre todo, será un antes y un después sobre cómo las y los ministros de la Corte serán vistos en la sociedad. Del tiempo en que materialmente vivían entre 4 paredes han pasado a ser personajes de la mayor relevancia lo que ha derivado en que los ciudadanos paulatinamente vayan entendiendo cada vez mejor a lo que se dedican.

Sin embargo, a pesar de este lado positivo, la reforma del Presidente nos puede llevar por peligrosos vericuetos que nos coloquen en medio de confusiones, discrecionalidades y falta de profesionalismo en la impartición de justicia en una sociedad urgida de ella.

El jolgorio, la fiesta y el reconocimiento serán para el Presidente, los problemas serán para la futura Presidenta. La preocupación que genera la reforma ciertamente pasa por posicionamientos en donde podrían quitárseles privilegios en la impartición de justicia a una parte del sector privado.

Es cierto también que nuestro país tiene el derecho de crear las leyes que crea convenientes. La cuestión es que al vivir en la aldea global en medio de una gran cantidad de interrelaciones con el mundo, somos el país que más tratados de libre comercio tiene, nuestras obligaciones pasan por diferentes vertientes que tenemos que respetar.

No se trata de hacer lo que nos dicen, pero tenemos que convenir en cómo hacer las cosas para mantenernos en niveles de mutuo respeto sin perder nuestra soberanía.

Lo que es un hecho es que no podemos ver las cosas como en el siglo pasado. El mundo y la economía están profundamente interrelacionados y esto genera derechos y obligaciones. La preocupación que no sólo es externa obliga a un conjunto de revisiones constructivas y menos pensadas en términos de elementos que si bien nunca hay que dejar de contemplar en esta tesitura adquiere matices.

No se trata de dejar de considerar la autonomía y las decisiones de lo que como nación nos parecen importantes. Sin embargo, las cosas han adquirido en los últimos años dinámicas diferentes. Entre más interrelacionados estemos se abren posibilidades de un mejoramiento en la calidad de vida de los ciudadanos. A estas alturas no se puede pasar por alto todo lo que ha significado para el país el T-MEC, antes TLC.

Lo que habría que considerar es que ante la eventual aprobación de la reforma todos quedamos en el mismo barco y más vale remar en la misma dirección.

RESQUICIOS.

En Sinaloa las autoridades han venido minimizando, muy propio de este gobierno, todo lo que ha pasado a partir del secuestro-entrega-detención de El Mayo; todo acaba en incidentes o en todo está bajo control.