Quebradero

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Maduro se aísla confiando en sus aliados

Por Javier Solórzano Zinser

El día después es lo que nos está dando la verdadera cara del proceso. El domingo fue pausado, la gente salió a votar y prevaleció en general la civilidad. Los votantes saben por quién sufragaron y en el día después se están dando cuenta de que su voto no fue considerado como lo ejercieron.

Todas las irregularidades que se han estado denunciando muestran el control que el gobierno está ejerciendo sobre el órgano electoral. Lo que va siendo claro es que los opositores a Nicolás Maduro están tomando la calle, lo cual puede llevar a escenarios inéditos marcados por la violencia.

Venezuela se está jugando con el proceso electoral su futuro. A lo largo de muchos años el país ha tenido en Hugo Chávez y Nicolás Maduro una fuerza política popular. Lo que ha pasado en estos años es que después de que durante mucho tiempo la oposición no lograba cohesionarse, por fin logró hacerlo de cara a esta elección; María Corina Machado se convirtió en figura clave y popular para la oposición, sin que le hayan permitido ser candidata.

Se han venido acumulando muchos problemas en el Gobierno. A Maduro se le ha ido terminando la herencia de Hugo Chávez a lo que se suma la gran cantidad de problemas que tiene internamente.

La economía venezolana está en un proceso de deterioro, a pesar del petróleo. Existe un descontento social que se manifestó en las urnas, a pesar de que el proceso electoral fue rigurosamente vigilado y cuestionado.

La reacción de los gobiernos de Chile y Brasil son la prueba de lo que se aprecia desde fuera de lo que sucede en Venezuela. La migración venezolana se ha convertido en un asunto de primera importancia para los países de la zona, lo que incluye a México por más lejos que estemos del país sudamericano.

Se calcula que la migración venezolana alcanza entre 7 y 8 millones de ciudadanos. La razón tiene que ver con las pocas posibilidades que se tienen para tener condiciones de vida favorable y también para ejercer los derechos y libertades. Se pronostica, con razón, que si el resultado electoral se mantiene como hasta ahora sería aún más numerosa la migración.

Maduro ha ido cerrando las puertas y si bien tiene en su entorno apoyo popular hay indicios de que se ha venido diluyendo. La forma en que actuó previo a las elecciones muestra los temores que tenía sobre la movilización de la oposición. Sabe bien que independientemente de los problemas internos Venezuela se ha convertido en tema de la comunidad internacional.

No pareciera que se pueda pasar la página a partir de los resultados que dio a conocer la autoridad electoral, por cierto cercana al presidente. Las movilizaciones de ayer y el hecho de que la oposición se esté declarando ganadora vislumbra un conflicto mayor.

Maduro ha empezado a tomar medidas con tintes de desesperación. Decidió la expulsión “inmediata” de los embajadores de Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Costa Rica, Panamá y Dominicana.

El presidente está confiando en sus aliados tradicionales y muy probablemente también en el espaldarazo que eventualmente le podría otorgar el Gobierno de López Obrador. México ha estado cerca de Maduro y no se ha atrevido a ejercer la crítica respecto a la forma en que se ha desarrollado el proceso electoral. El Presidente mexicano dijo ayer que respetarán el resultado que presente la autoridad electoral, siendo que es esta instancia que está siendo cuestionada al no transparentar las actas del domingo.

Todo camina con rumbo a que la oposición no reconocerá el resultado, que el gobierno impedirá las manifestaciones, al tiempo que se aislará confiando en sus aliados. Se vislumbra un conflicto largo, riesgoso, peligroso y esperemos que no violento.

RESQUICIOS.

Se va teniendo una idea de cómo se llevaron a El Mayo Zambada a EU. Va quedando claro que fue contra su voluntad. Queda claro que no confiaron en nuestras autoridades, quienes tardíamente y dando tumbos decidieron abrir una carpeta de investigación.