Parque Juárez

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El “dictatorcillo” rojo

 

 

Por Mónica Camarena Crespo

 

Muy tarde los pocos priistas interesados en la supervivencia de un partido en estado vegetativo, buscan cerrarle el paso al “dictatorcillo” Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como “Alito”, quién busca perpetuarse como amo y señor de las prerrogativas del PRI.

De las pocas voces con autoridad moral y política ya se hicieron escuchar, tanto Beatriz Paredes Rangel como Dulce María Sauri Riancho, las dos ex presidentas nacionales del PRI, entre muchos otros, intentan cerrarle el paso a “Alito” quién sin la más mínima vergüenza (no la conoce) después del desastre del 2 de junio, busca dirigir lo que queda de ese partido hasta 2032.

Al parecer los priistas en fase de extinción ahora sí se decidieron a echar a “Alito” de la dirigencia nacional del PRI, pues ayer un total de 267 militantes, entre ellos ex presidentes del partido, ex gobernadores y ex aspirantes presidenciales, firmaron un pronunciamiento en el que exigieron la destitución del dirigente nacional.

El insaciable de Alejandro Moreno hasta el momento de esta redacción, no se había pronunciado al respecto, escondido en su madriguera opera con sus “secuaces” para enfrentar a la cúpula de un partido destruido y secuestrado, que solo ha servido para los intereses de quién por cierto, tiene una curul segura en el Senado.

El asalto a la razón de “Alito”, busca que las comisiones dictaminadoras del PRI proponga a los delegados a la asamblea el próximo fin de semana, modificar el artículo 178 de los estatutos, para derogar la prohibición de reelección de las dirigencias a nivel nacional, estatal y municipal. Un remedo de “Dictatorcillo” sin duda.

Los priistas inconformes exigen el aplazamiento de la XXIV Asamblea Nacional del PRI, programada para el próximo domingo, y buscan que una presidencia interina, no la de “Alito” Moreno, sea la encargada de organizar la Asamblea y conducirla de manera colegiada, autocrítica e incluyente. Falta que el “campechano” entre en razón y cordura, lo que tampoco conoce.

Veremos de qué cuero salen más correos en este triste espectáculo político, porque al menos hasta ahora, el “dictatorcillo” rojo, se ha salido con la suya.

 

Ágora

Del último paquete de nombramientos, Claudia Sheinbaum solo sacó uno a su favor y tres en contra. El nombramiento de Omar García Harfuch se nota que costó muy caro, nada más por la designación de Mario Delgado en  Educación, cuando se trata de un vulgar marrullero y “mapache electoral”. Pobres generaciones con esos  talentos para formarlos.

 

X: @monicamarena