Quebradero

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No quieren debatir

Por Javier Solórzano Zinser

La maquinaria está echada a andar. La clave sigue estando en qué tanta disposición y convicción tienen en el oficialismo para atender las críticas y observaciones sobre las reformas del Presidente.

Todo lo que pasa con la oposición sigue siendo confuso y dudoso. Siguen sin entender lo que les pasó el 2 de junio que, como hemos venido diciendo, no se circunscribe a esa fecha sino a lo que pasó con sus políticas erráticas en medio de una estrategia claramente establecida del Presidente desde el mismo momento en que tomó posesión en 2018.

La oposición tiene muy poca capacidad de maniobra aunque tenga la razón en muchas cosas. En Morena existen dudas sobre cómo enfrentar uno de los debates más importantes de la historia reciente. Están entre escuchar, debatir y tomar en cuenta las observaciones sobre las reformas, o de plano asumir una actitud totalitarista bajo la idea de que no tenemos razón para debatir porque tenemos la mayoría consolidada.

Hace unas semanas le preguntamos a la candidata ganadora de las elecciones en Veracruz, Rocío Nahle, si estaría dispuesta a buscar frenar el discurso de la polarización cotidiana. La respuesta fue contundente, dijo que no tenía por qué negociar o buscar atemperar la presunta polarización, porque el resultado le daba plena legitimidad.

Lo peor que le puede pasar al país es que esta idea de gobernabilidad se generalice. México es muchos Méxicos al mismo tiempo. Si se hace una revisión detallada del proceso electoral encontraremos que hay muchas voces con una representación real a las cuales es importante escuchar.

Pero no es sólo eso lo que está de por medio. Para construir bases firmes de futuro es fundamental escuchar y atender a quienes, sin necesariamente pertenecer a la oposición, son ciudadanos que vale la pena escuchar junto con los académicos que se dedican al estudio y a la investigación de aspectos centrales de la vida en sociedad.

No deja de resonar la reacción del Presidente ante la investigación de Jurídicas de la UNAM, tema que se ha convertido en asunto de relevancia por la reacción de las autoridades de la Universidad.

La clave del asunto está en cómo se construye el futuro. Si se sigue bajo la peregrina idea de que se tiene que atender sólo lo que dice el Presidente o sus cercanos, es seguro que aunque tengan la mayoría no necesariamente tendrán la razón y el mejor camino para el destino del país.

Es evidente que la oposición no va a cambiar el debate. En medio de su caos y crisis no está siendo un interlocutor que pudiera al menos llamar la atención en ciertos temas que bien podrían atenderse. Lo más grave que le puede pasar es que a todo diga que no, sin ni siquiera hacer una revisión detallada de las cosas.

Dentro del panismo y priismo hay voces que están proponiendo un debate abierto e incluso se han manifestado por apoyar a la futura Presidenta para que pueda tener mano en la decisión de asuntos que podrían pasar por discusiones al interior de Morena y que podrían cerrar de manera radical por obedecer a un pasado que ya se fue.

Es importante tomar conciencia de que los días por venir van a ser de enorme relevancia. Si el oficialismo asegura que quiere debatir, hay que tomarle la palabra. Lo dijo Claudia y lo han dicho futuros legisladores que podrían tener posiciones relevantes a partir de septiembre en Diputados y Senado.

La oposición tiene que ponerse de acuerdo en este momento histórico. No puede jugarle al oposicionismo porque, entre otras razones, ya no tiene la fuerza para ello.

La oposición, especialistas y académicos deben empujar con todo. El oficialismo debe ser consciente de lo que se le viene al país.

RESQUICIOS.

Claudia Sheinbaum tomará este día una de sus grandes decisiones. Dará a conocer a hombres y a mujeres que le acompañarán en la gobernabilidad del país a partir de octubre. Se sabe que en estos lances hay intereses y favores, pero la futura Presidenta debe saber que lo que se viene es francamente delicado.