Quebradero

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En la búsqueda de vivir con dignidad

Por Javier Solórzano Zinser

Durango. La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Durango, (CEDHD) viene desarrollando una serie de proyectos de primera importancia con los que busca integrar los derechos humanos en la vida cotidiana en todo el estado.

A pesar del avance en la cultura de derechos humanos, existen todavía grandes reticencias ligadas a la adversidad que se vive en buena parte del país, Durango es un reflejo de ello.

En este estado se han desarrollado diferentes formas de organización que buscan juntos la integración de los sectores más desprotegidos, y también encontrar mecanismos de entendimiento poniendo particular énfasis en hacer visibles a los invisibles.

A menos de 10 minutos del centro de la ciudad se encuentran áreas donde viven bajo condiciones totalmente adversas. Son a quienes les piden el voto y les hacen promesas para luego olvidarlos hasta que surgen nuevos procesos electorales.

A esto sumemos los muy violentos enfrentamientos entre pandillas. En un radio de cinco cuadras que están divididas sólo por una avenida, la violencia está desatada, sobre todo por las noches, que alguien no quede navajeado.

No es fácil para la CEDHD entrar, pero lo ha logrado con proyectos con base en diagnósticos bien elaborados. Uno de ellos es el de remodelar y pintar las casa de los vecinos a través de una división territorial por polígonos.

Las condiciones de vida son en verdad adversas, lo que deriva en que la vida de los jóvenes no tenga salida. No hay opción para estudiar o tener empleo que les pueda permitir salir del marasmo que no les permite ver más allá de lo que padecen cotidianamente; los jóvenes tienen a la adversidad como su forma de vida. Desde temprano empiezan a “pistear” . Hacerlo se convierte en una especie de mecanismo que les ayuda a pasar los días en el olvido y ocio.

Uno de los proyectos más significativos de la Comisión son los talleres en que se busca que se sensibilicen sobre el valor y sentido de la vida junto con su interrelación con la sociedad, particularmente con las mujeres todo ello en medio de ámbitos de libertad.

A las familias y a los jóvenes la Comisión les ha convocado a que participen también en proyectos que quizá, vistos desde afuera, podrían parecer de menor importancia, pero que en la práctica y en la cotidianeidad van adquiriendo gran relevancia que los va llevando hacia un sentido de pertenencia e integración

Uno de ellos es el crear condiciones para que puedan pintar sus casas y aceras de las calles donde viven. El color les da una nueva dimensión visual y además los convoca a participar juntos en actividades.

Los familiares de los jóvenes participan directamente, lo que lleva a que al menos se vayan sumando cada vez más a su entorno y que de alguna manera también se integren.

Como se puede prever, la cantidad de los retos son interminables. Lo importante está en que la Comisión ha echado a andar su maquinaria, la cual le va dando resultados con todo y que en muchas ocasiones no cuentan con el apoyo de las autoridades.

Lo importante también está en que la Comisión hace sentir su influencia y sus alcances entre la sociedad duranguense. En tiempos en que otras comisiones se han convertido en lamentables apéndices de los gobiernos, en Durango tienen una nueva dimensión por un elemento central, se entiende su función como parte medular en la vida de los ciudadanos, para los cuales tiene su razón de ser, más allá de ser el conducto de su defensoría ante los sujetos obligados.

Habrá tiempo para evaluar a la Comisión. Por ahora va quedando claro que entre adversidades y limitaciones ha tomado un camino posible y solidario.

RESQUICIOS.

La CEDHD convocó estos días a un seminario sobre la libertad de expresión. Las inquietudes son similares a las que hay en el país respecto al ejercicio periodístico. Las agresiones de toda índole acaparan la atención. Sin embargo, existe la convicción en defender los espacios de la libertad gobierne quien gobierne.