Está en nosotros
Por Javier Solórzano Zinser
Habrá que ver si se encuentran buenos motivos para acudir a las urnas y si no se ha entrado en hartazgo, del cual si algo se quiere es salir de lo que ha sido un proceso realmente largo cargado de irregularidades.
El gran reto para las y los candidatos es buscar cómo movilizar a los votantes el próximo domingo. El grueso de la población anda en otros menesteres y no necesariamente en la obsesión en que se ha convertido el día de las elecciones.
Es difícil saber hasta dónde llega el interés ciudadano. Lo que es un hecho es que no hay manera de abstraerse de lo que va a suceder el próximo domingo. Las hipótesis plantean que con un mayor número de votantes crecen las posibilidades de triunfo de Xóchitl. Sin embargo, los votantes del oficialismo, que siguen teniendo por delante como figura central a López Obrador, entienden bien que no pueden dejar de acudir a las urnas, al tiempo que seguramente estarán, y están rodeados, por todo tipo de presiones.
El voto duro se hará presente por todas las circunstancias que tienen que ver con ello. Los gobiernos estatales de Morena difícilmente dejarán que la elección se vaya por la libre, viendo como actúa el Presidente, las y los gobernadores echarán todo lo que esté a la mano para que Morena pueda ganar las elecciones.
Estos días la candidata del Presidente se ha dedicado a promover el voto por su partido, porque anda con la idea de que la elección para la Presidencia es ya sólo “un trámite”. La declaración significa la certeza que tiene de la victoria, lo cual si nos atenemos a las encuestas tendría razón de ser, pero desde donde se vea es una expresión en la cual menosprecia a sus opositores y quienes eventualmente votarán en contra de ella a lo que se suma una alta dosis de soberbia.
Ateniéndonos a anteriores procesos electorales en que estaba en juego la Presidencia, se calcula que la votación podría rondar el 60% de participación. En esta elección podría ser más alto el número de votantes debido a que estamos ante la elección más grande de la historia. Hay tantos cargos en disputa que muy probablemente mucha gente acuda a la urna en función de que lo que está en juego son decisiones que afectarán la vida ciudadana para los próximos tres o seis años.
No hay manera de saber el número de votantes que tendremos el domingo. Pueden suceder muchas cosas que pasan desde la voluntad de asistir a la urna o simplemente que por razones inesperadas se pueda tomar la decisión de no votar. Sin embargo, es muy probable que tengamos una alta participación, porque el proceso ha llamado la atención de los ciudadanos, y porque quienes aspiran a la Presidencia han planteado con razón una disyuntiva de lo que representa cada uno de los candidatos.
Lo que está de por medio es el destino del país para los próximos seis años. Es cierto que en este sexenio se han presentado una gran cantidad de contradicciones, algunas por el desgaste en el ejercicio del poder, otras por las diferencias entre lo que se prometió y se hizo, y otras más, porque la gobernabilidad de estos años acabó siendo centralista. El Presidente abrió la puerta del Palacio sólo para los suyos, pero nunca dialogó con la oposición.
Habrá que ver en el corto plazo qué tanto las herencias del Presidente afectan la vida del país, por ahora en la larga ceremonia de despedida todo camina por los terrenos del jolgorio, pero llegará el día después en que se tendrán que enfrentar las distintas herencias.
Estamos ante la continuidad de la llamada 4T y ante un proyecto que no queda del todo claro, pero que coloca por delante la imperiosa derrota de Morena.
Está en nosotros la decisión.
RESQUICIOS.
Las y los políticos tragan sapos. Alejandra del Moral le dijo de todo a la candidata de Morena en Edomex, y en el camino a la candidata a la Presidencia del oficialismo, renunció al PRI y salió corriendo a sacarse una foto con Claudia Sheinbaum, es una estrategia original del exministro Zaldívar.