El primer debate de candidaturas a la gubernatura de Veracruz transcurrió en medio del intercambio de acusaciones entre los aspirantes punteros, donde el opositor José Yunes Zorrilla tomó la iniciativa de cuestionar a una Rocío Nahle que llegó enojada al Museo de Antropología de Xalapa y ni siquiera tuvo la cortesía de aceptar un saludo de su oponente.
Desde el principio del debate, Yunes Zorrilla fue a la ofensiva, machacando el hecho de que “yo sí soy de Veracruz”, refiriéndose en todo momento a Rocío Nahle como la “candidata de Zacatecas”, que además es la más cuestionada en la historia de las campañas en Veracruz, con 37 denuncias en su contra por presunto enriquecimiento ilícito y actos de corrupción en la refinería de Dos Bocas a su paso por la Secretaría de Energía.
“Yo sí nací en Veracruz, soy un veracruzano de verdad como tú, yo sí tengo trabajo de treinta años dando resultados en el estado, quiero recuperar la grandeza de Veracruz y por eso tengo la mejor propuesta para resolver el abandono que nos deja Cuitláhuac García el peor gobernador de la historia”, enfatizó.
Yunes Zorrilla aseveró que Rocío Nahle “debería estar rindiendo cuentas” por los presuntos actos de corrupción que la llevaron a incrementar de manera desproporcionada y sin justificación su patrimonio. “Ni Trump tiene tantas demandas por enriquecimiento”, señaló.
Rocío Nahle primero no respondió y se puso a leer en pleno debate cifras y datos que incorporó a sus “propuestas”, más como si se tratase de un informe y no de un debate.
Al ser exhibida una y otra vez, Nahle intentó contrarrestar mencionando supuestos recibos de recursos del gobierno estatal que según ella firmó José Yunes ¡en 2005!, así como supuestas propiedades de colaboradores del candidato opositor, sin mostrar pruebas.
Hipólito Deschamps, candidato de Movimiento Ciudadano, fue como un invitado de piedra, que lanzaba culpas y acusaciones a los otros candidatos por los problemas de Veracruz, sin que ninguno le contestara.
Nahle acusó a Yunes Zorrilla de “traidor” porque aprobó reforma energética y “gasolinazo”, a lo que el peroteño respondió que Morena miente y “la candidata de zacatecas más. ¿Dónde quedó la gasolina en diez pesos?”, reviró.
Nahle lee todas sus propuestas, no se las sabe. Y le tiemblan las manos tras cada señalamiento en su contra, a lo que contesta siempre con que “no es verdad” y que su opositor “miente”.
José Yunes puntualizó que “quien quiera ser gobernador de Veracruz tiene que ser de Veracruz. La candidata de Zacatecas no conoce el estado. ¿Le dejarías el estado a quien no conoce la entidad?”, mientras Nahle solo atina a acusar “racismo, clasismo y discriminación” contra quienes nacieron en otro lado, aceptando su condición foránea, para luego rectificar: “soy veracruzana porque decidí ser veracruzana”.
“Nahle vino a Veracruz por accidente. Para salir adelante Veracruz, necesita alguien que lo conozca”, señala a cada momento Yunes Zorrilla.
Nahle recurre a señalar que varios candidatos del frente opositor llevan el apellido Yunes, a lo que le responden: “Yunes es un apellido veracruzano. Nahle debe ser de Zacatecas”.
Cerca del final del debate, José Yunes cuestiona la obra de la refinería de Dos Bocas, cuya construcción fue responsabilidad de Rocío Nahle como secretaria de Energía, y que no produce una gota de combustible y costó más de 22 mil millones de dólares, tres veces lo que se estimó originalmente.
“La candidata de Zacatecas traicionó a presidente. Lo único que ha producido Dos Bocas son mansiones, departamentos y una vida de lujo desmedido. Si no quieren que les roben, no voten por corruptos”, sentenció el candidato de PRI, PAN y PRD.
El debate duró cerca de dos horas, en medio de una alta temperatura en la capital veracruzana y dentro del recinto. La conducción a cargo de los periodistas Eirinet Gómez y Leonardo Curzio fue impecable.
Tras concluir el debate, los candidatos José Yunes Zorrilla e Hipólito Deschamps se dieron tiempo de atender a los medios de comunicación. Rocío Nahle, en cambio, salió apresuradamente del recinto sin dar declaraciones. Afuera, y contraviniendo el reglamento de debates, sus seguidores –acarreados en decenas de taxis y otras unidades concesionadas del servicio de transporte público- la “vitorearon” y “tronaron” varios “cuetes”, como para “celebrar” algo que nunca se reflejó en el semblante ni en la actitud de la candidata de Morena, pero que sí aterrorizó a los animales a la redonda.