¿Si no es ahora, será mañana?
Por: Javier Solórzano Zinser
El Presidente quiere más atribuciones que van a llevar a una mayor concentración del poder.
Las 20 reformas que no van a ser aprobadas son, como hemos venido insistiendo, parte de ese proyecto. En caso de que Morena conserve la mayoría y gane su candidata, no será por ahora, pero sí será en la siguiente administración; en algún sentido con estas reformas y otras políticas públicas está preparando el camino de Sheinbaum y la continuidad; la candidata es el futuro de López Obrador.
Como es sabido, algunas de las reformas no van a poder ser aprobadas en estos dos últimos días del periodo ordinario. Sin embargo, están a la vista y se les puede aplicar aquello de que bajo la óptica presidencial si no es ahora, será mañana.
Para ello se tiene como objetivo el Plan C que significa que a partir del 1o de septiembre tendría la mayoría en el Congreso. Por ahora no queda claro qué vaya a pasar con una de las grandes apuestas del Presidente. Acorde a las encuestas da la impresión de que el Legislativo muy, probablemente, termine bajo equilibrios con la mayoría de Morena y sus aliados, con todo y lo que puede interpretarse el 2021 reflejó una actitud de la ciudadanía a través de su voto.
Lo importante de las 20 reformas es lo que están provocando. El Presidente sigue siendo la agenda-país y el eje de todos los debates vive en el imaginario colectivo. Lo que está apostando es que amparado en su gran popularidad alcance con las elecciones la posibilidad de la continuidad de su proyecto. Quiere aprobar todos sus pendientes con una mayoría calificada en septiembre para decir adiós el primero de octubre.
Por ahora, la mayoría en el Congreso sólo le permite aprobar aquello que no tiene que ver con cambios constitucionales, tiene una mayoría legítima, pero inquietantemente sumisa. A menudo parece que más que se quieran debatir los temas lo que se hace es buscar la manera de que todo lo que plantea el Presidente sea aprobado en los términos que el inquilino de Palacio Nacional quiere.
Ya hemos hecho referencia al tema de las pensiones y los amparos. Se van a aprobar como vienen de origen, sin que se tome en cuenta la opinión de especialistas y de la oposición. Lo quieren aprobar sin mediar debate alguno, aunque aseguren que están dispuestos a discutir.
El tercero de los temas que está en el centro es la amnistía. Está en las atribuciones del Congreso decidir a quién se amnistía y las razones por las cuales se instrumenta. Es una figura jurídica humanitaria que no se utiliza a menudo. Han sido pocos los casos que se han puesto a debate, a pesar de que a menudo se habla de personas que merecerían ser consideradas.
El Presidente quiere a como dé lugar tener atribuciones en la materia. No ha habido debate sobre el tema, pasaron la aprobación en comisiones vía fast track, dicho de otra manera, se hace como si se discutiera y se echa por delante la votación a través de la maquinaria de la mayoría.
Que López Obrador quiera que se apruebe en lo inmediato obliga a preguntarse por qué y para qué. Podrá resolver los temas que son de su interés en el corto plazo, pero deja en esta figura jurídica un cuestionamiento de mediano y largo plazo que podría estarle dando atribuciones a los presidentes a futuro para que hagan y deshagan, no siempre va a gobernar Morena y no sabemos qué tipo de gobierno tendremos en el mediano plazo.
El Presidente todo indica tiene en la mira al asesino de Luis Donaldo Colosio Murrieta y a Israel Vallarta, quien fue involucrado en la puesta en escena, con complicidad de las televisoras, de García Luna.
Nunca se gana para siempre y nunca se pierde para siempre. No vaya a ser que estén creando un Frankenstein del cual se arrepientan y no puedan deshacerse.
RESQUICIOS.
Es cierto que los aparatos de justicia dejan mucho que desear en sus juicios y sentencias, pero también es cierto que el trabajo de las fiscalías, en particular la FGR, no le ayuda a los jueces; a veces ven la paja en el ojo ajeno.