Un asalto repudiable…
Por Javier Solórzano Zinser
La irrupción violenta de las Fuerzas Armadas a la embajada mexicana en Quito viola la territorialidad de nuestro país.
Rompe además con la posibilidad del entendimiento entre las naciones y sus gobiernos, por más que Jorge Glas fuese presunto responsable de presuntos delitos imputados en su país.
Todo estuvo en riesgo en la embajada. Las acciones de su personal confirman el gran valor que tiene que nuestras sedes tengan al personal del servicio exterior, el cual ha sido formado de manera profesional en que se destaca la importancia que tienen la defensa de los intereses de la nación, sea en una embajada, consulado o en las sedes de organismos internacionales.
El Gobierno de Ecuador rompió el derecho internacional de manera torpe y riesgosa. Se pueden dar una gran cantidad de interpretaciones e incluso señalar a Glas como un personaje particularmente importante en una trama de corrupción, pero esto no debió ser ocasión para tomar una decisión que ha sido repudiada sin exagerar por casi todo el mundo.
Lo sucedido tiene que ser señalado y fustigado porque es importante no dejarlo como un antecedente, porque bajo cualquier pretexto y circunstancia podrían adoptarse decisiones similares, particularmente los gobiernos de América Latina que en los últimos años están tendiendo a ser muy volátiles.
México tendrá que ir a los organismos internacionales, por cierto, tan menospreciados por este Gobierno, para demandar acciones concretas en contra del Gobierno de Ecuador. El hecho ha provocado una toma de conciencia sobre la fragilidad en que se pueden encontrar las embajadas, sobre todo, si la relación que tienen los gobiernos acreditados en estas sedes diplomáticas están bajo tensiones, por las razones que se quiera, con los gobiernos locales.
Ésta es una parte de la historia de los últimos días que insistimos tiene que ser repudiada sin escatimar en medio de las filias y fobias en que andamos en el Gobierno de López Obrador.
La otra parte de la historia tiene que ver con la política exterior de la presente administración. La contradicción sistemática en que se ha caído ha expuesto al país en su imagen y su relación con otras naciones, particularmente con América Latina. El Presidente apela a que nadie tiene razón de meterse en nuestros asuntos, lo cual, sin duda, es un punto de partida en lo que corresponde a nuestra soberanía y al respeto del derecho internacional.
Sin embargo, el propio Presidente de manera regular se mete en asuntos de otras naciones como ha sucedido con Ecuador, Bolivia y Perú para hablar de lo más reciente. La tensión con Ecuador se fue agudizando a partir de declaraciones del Presidente que si bien en algunos casos tenían razón de ser en función de referencias a nuestros asuntos internos, particularmente los del narcotráfico, sus expresiones acabaron siendo el gran detonador, porque López Obrador, de plano, se metió en temas que sólo corresponden a las y los ecuatorianos.
Jorge Glas entró desde diciembre a la embajada mexicana, pero fue apenas hace pocos días en que se solicitó el salvoconducto. Tuvieron que pasar varios meses para tomar una decisión que en otro tiempo quizá hubiera adquirido una dimensión distinta y hubiera detonado menos problemas de los que tenemos hoy enfrente y que aparecen en el corto plazo irresolubles.
Quien gane las elecciones en nuestro país deberá desarrollar políticas conciliatorias respetando la soberanía de los países. México tenía un liderazgo, pero en estos años se ha instrumentado una política exterior cargada de tropezones, que ha provocado el repudio de otros países.
Es importante el repudio y la demanda internacional de lo que pasó en la embajada, pero hay que reflexionar lo que han sido estos años en política exterior.
RESQUICIOS.
El gobernador de Guanajuato habló sobre el asesinato de la candidata de Morena a Celaya. Lanzó una muy inquietante hipótesis: el asesinato pudo tener que ver con rencillas entre morenistas locales.