Las confusas respuestas rápidas
Por Javier Solórzano Zinser
Al Presidente le da por entrar en el terreno de las evasivas. Desde siempre ha tenido capacidad para cambiar de tema con facilidad. Su concepto de “tengo otros datos” no es de este sexenio lleva mucho tiempo en su narrativa.
El minimizar los problemas no hace que desaparezcan. Al pasar del tiempo se vuelven a aparecer entre nosotros. Las respuestas rápidas pueden llenar vacíos, pero no son parte de la solución o de la forma en que se deben abordar los problemas.
López Obrador confía en sus instintos que son los que lo han llevado a tener en su gobernabilidad un poder abrumador. Sus respuestas rápidas para no dejar vacíos son parte de una narrativa efectiva que no se puede pasar por alto, le ha dado un gran resultado en estos años, incluso en sus años como jefe de Gobierno de la capital.
Sin embargo, en la medida en que ha avanzado su administración sus rápidas respuestas han generado confusión por más que no deje de estar en los terrenos del efecto teflón. La gran ventaja que sigue teniendo es que su discurso se ha ido convirtiendo en algo que en otras ocasiones hemos referido como “la verdad” entre sus millones de seguidores.
El oportunismo en su entorno también se mantiene consistente. Quienes lo rodean tratan de evitarle problemas o de plano comportarse como él quisiera para tratar de quedar bien con él rindiendo pleitesía, o haciendo propuestas como la de elevarlo a “héroe nacional”. En la medida en que se acerque el final de su administración estas manifestaciones se incrementarán y ya no habrá manera alguna de que surja un balance crítico que pudiera llevar a balances precisos sobre la gobernabilidad de quien gane las elecciones.
Si nos atenemos a las encuestas, podría ser Claudia Sheinbaum quien por más que siga de manera puntual las propuestas de López Obrador tendrá que tomar su propio camino y éste no puede seguir siendo estrictamente igual a lo que hemos vivido estos años.
Las respuestas rápidas del Presidente lo están llevando a los terrenos de la confusión y a juicios sobre las personas, particularmente jóvenes, que se han visto involucrados en hechos violentos.
Recientemente se refirió a situaciones en las que un grupo de jóvenes fueron asesinados de manera brutal ante lo cual habló de causas como la droga y el estar en lugares en que no debían estar como si no tuvieran la libertad de hacerlo.
Con matices algo sucedió de manera similar con el secuestro de 32 migrantes en Tamaulipas. Durante dos días el gobierno tuvo que reconocer que no tenía información sobre lo que había sucedido. Cuando los migrantes fueron liberados altos funcionarios del Gobierno ponderaron que gracias a acciones concertadas se concretó su liberación, cuando lo que había pasado era que habían sido liberados por causas todavía desconocidas.
Sin embargo, el Presidente de nuevo quiso evitar el vacío y aseguró que tenía que ver con extorsiones a sus familiares en Estados Unidos. Es de llamar la atención el funcionamiento de los servicios de inteligencia, digámoslo de alguna manera, de la delincuencia organizada que conocían con precisión todo lo habido y por haber de los migrantes al grado que los secuestraron.
Desde hace tiempo la migración es un fenómeno que se tiene que entender y atacar bajo la perspectiva de la inseguridad. Los migrantes en su derecho recorren sus países y el nuestro para llegar a la “línea”. El problema es que el nivel de inseguridad en el país los expone a cualquier tipo de vejación en medio de discursos oficiales vacíos.
Podrá la respuesta rápida tapar vacíos y crear una narrativa para ofrecerle respuestas a los millones de seguidores, pero la terca realidad se va agolpando con todo y los altos niveles de popularidad.
RESQUICIOS.
El discurso de toma de protesta de la nueva ministra va pintando la nueva composición en la Corte. Se vienen escenarios de confrontación interna y de debates ideológicos más que legales que son los que deben buscar cómo alcanzar la justicia.