Por Ruby Soriano
Qué nos puede insultar más a los ciudadanos que ver la simulación de las llamadas democracias.
Lo ocurrido en Puebla con el partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador refleja la descomposición de las partidocracias, pues no es sólo Morena, son todos los partidos políticos que tenemos en el país.
Los morenistas mejor que nadie saben que sus batallas internas se han convertido en verdaderos tinglados de simulaciones donde se han rebasado los excesos de las mafias del poder.
Tribus contra caníbales para empujar una medición que está por demás cantada y amarrada con los palomeos del centralismo gobernante.
Morenas y morenos que nunca lo fueron, hoy se disfrazan con la pureza izquierdista de un bolchevique neoyorkino.
Izquierdas perfumadas e impunes que repiten en masa las arengas y frases presidenciales para simular empatía con esas clases populares a las que nunca pertenecieron, ni pertenecerán, pues el objetivo es llegar, amarrar hueso, consolidar y seguir en lo suyo que no es otra cosa, más que hacer de los negocios ajenos, propiedad privada.
Diputados, senadores, parientes del gobernador difunto, mujeres violentadoras y toda una lista de arribistas se forman en torno a los “tótems” morenistas, para engrosar cargadas plagadas de hipocresía, donde la lectura de la lealtad se iguala con el interés de agarrar chamba, negocios o lo que salga en la pesca de las tribus que hoy detentan el poder en el país.
Grupos de operadores que se cortaron las colas de dinosaurios para mutar en lo que haga falta, pero el fin es hacer bulto.
Hablar de la democracia interna en Morena es hablar de la llamada encuestitis cuchareada y cantada porque si no hay de otra, se usan los palitos y las rayitas para un conteo oficial.
El ostracismo político del partido que gobierna en el poder se saltó todas las trancas de la simulación. Estamos frente a la nueva clase política gobernante que ensaya una y otra vez, calcar el pasado de su padre putativo: El PRI
La verdad cada vez lo superan y por mucho.
@rubysoriano @alquimiapoder