Quebradero

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Dinamarca no va a llegar

Por Javier Solórzano Zinser

 

 En salud han prevalecido las contradicciones con pocos avances. No han dejado de ser muchos los problemas de los ciudadanos para ser atendidos o adquirir medicinas. No hay suficientes avances porque no se ha escuchado lo que la gente quiere, siente, piensa y quiere.

Las declaraciones de quien parece que quiere ser Jefe de Gobierno, el subsecretario, o secretario según se quiera ver Hugo López-Gatell, han provocado una percepción que hace que las cosas se vean distantes y críticas.

El personaje avenido en ideólogo acusó a los padres y madres de niños con cáncer de golpistas; aseguró que 60 mil personas fallecidas por el Covid era dramático, entre datos oficiales y no oficiales la cifra alcanza más de 700 mil; le puso al Presidente una especie de halo protector que lo colocaba fuera de peligro ante el Covid; somos el país con el mayor número de muertes de su personal de salud por la pandemia, debido a una política discrecional en la aplicación de vacunas.

Como estos ejemplos hay otros en el sector. Los muchos problemas en salud nos han costado caro no solamente en vidas, tarde o temprano alcanzaremos a apreciar que también le va a pegar al presupuesto y al dinero de los contribuyentes.

El problema que se viene ya no va a ser para este Gobierno. Quien gane las elecciones tiene que llevar a cabo todo un proceso de transformación que tome en cuenta las confusas políticas de estos años, sin pasar por alto las herencias que han colocado a uno de los elementos fundamentales de cualquier sociedad en la confusión, en ocasiones la incapacidad y en otras más en la discrecionalidad.

Establecer la gobernabilidad acusando al pasado de los males del presente, y en muchos casos de los propios, establece una falta de atención a muchas cosas que se hicieron bien, como es el caso de los programas de vacunación, evade responsabilidades y señala ante la confusión de objetivos.

Uno de los problemas que provocó el Gobierno es que en ocasiones metió la política de salud en procesos ideológicos menores y en muchos casos llevaron a interpretar actos de insensibilidad.

Mucho tendrá que hacer quien gane las elecciones, empezando por buscar la manera de afiliar a 30 millones de personas que, hoy, no están dentro del IMSS. Estará obligada también en ordenar el sistema porque después de cuatro años se tuvo que cambiar buena parte de todo lo que se planeó y se estaba haciendo ante lo cual se pidió a legisladores y ciudadanos a que tuvieran confianza y que no iban a fallar.

Muy pronto dejó de tener sentido la comparación de un sistema de salud como el de Dinamarca. No había manera de ponerlo como referente bajo las condiciones en las cuales está el país. Existen muchas diferencias de origen: el pago de impuestos ciudadano, la economía, la densidad de población, la diferencia entre las sociedades y las exigencias y estado de salud de la ciudadanía.

En la medida que avanzaba el sexenio quedaba claro que se diluía la comparación. Se llegó a decir que el sistema de salud nacional sería superior al de Dinamarca y por ahí anotaron a Canadá.

Hace pocos días, en Radio Congreso conversábamos con legisladores de diferentes partidos sobre el tema. Se habló de presupuesto en el sentido de si se podría otorgar hasta un 12% para el sector. Vinieron las culpas, unos decían que la oposición no estaba de acuerdo en ello, en tanto que los otros decían que era totalmente falso y que estaban dispuestos a aprobar el 12%.

Quien gane debe tener a la salud en el mero centro de su gobernabilidad, es presente y futuro, es vida o muerte; Dinamarca nunca llegó.

RESQUICIOS. El incendio en la estación migratoria, que más bien parecía una cárcel, de Ciudad Juárez, que costó la vida de 41 migrantes, pareciera que quisieran llevarla a segundo plano o al olvido. Hay pocos avances. En el Legislativo hay quejas por la falta de apoyo para la comisión investigadora; ya es uno de los lamentables hechos del sexenio.