Por Sandra Luz Tello Velázquez
El dilema entre la experiencia activa y la irrealidad plasmada en los libros era parte importante del pensamiento de Jorge Luis Borges, como él mismo lo determino al mencionar que desde joven se avergonzó por ser una persona destinada a los libros y no a la vida en acción, ya que solo en la acción se puede ser capaz de atrapar por un momento al ser verdadero y ese instante único en la vida de un hombre, pues es cuando sabe para siempre quién es.
Para Borges la disyuntiva entre la irracional intensidad de la experiencia física activa y el fantasma de la irrealidad de la creación literaria fomentaba dudas, miedos e incertidumbres que no siempre podían ser expresados en su prosa cuentista o ensayística, pues personalmente no aparecían sus sentimientos y padecimientos, expresiones que sí pudieron ser recogidas en sus poemas.
La notoriedad de Borges se debe a la producción de ficción narrativa, al ensayo idiosincrático o la reflexión autobiográfica, sin embargo, su obra lírica es prolija, intelectual, presidida por la metáfora, la interjección y la renovación del verso características propias del Ultraísmo.
Es notable que Borges incursionó poco en el terreno emocional. En su poesía pocas veces toca el tema amoroso, aunque el verso le proporcionaba cauces intimistas, trataba de librarse de la pasión del amor, pero también era capaz de un urgente repliegue para llegar al alma que está sola, que se esconde detrás de mitos y máscaras, de esa forma evitaba sentirse indigno de un amor que se espera, pero no se pide.
Borges, el poeta, mantiene una total coherencia consigo mismo, como señaló, sabía aún antes de haber escrito una sola línea que su destino sería el literario y se complacía en abarcar una gran variedad de temas: la patria, los azares, los atardeceres, las filosofías, los ocios, las ciudades, los sueños olvidados, los recuperados, la honra de las lenguas y el tiempo.
Finalmente es oportuno concluir estas reflexiones acerca de la literatura de Jorge Luís Borges considerando las conexiones singulares e irrepetibles, que viajan de un mundo lírico hasta la irrealidad de la prosa narrativa como una obra inagotable y que se confunde en la suma de criaturas y la abundancia de expresiones íntimas.