Por Ruby Soriano
México es un país que inagotablemente se sigue hundiendo en una violencia atroz donde dolosamente los asesinatos, ejecuciones, desapariciones, la violencia en su más descarnada expresión, se presenta en la cotidianidad de una vida que se liga a los cárteles, al fentanilo y por supuesto a los narcogobiernos.
La mirada del exterior hacia nuestro país deja en claro que aquí, se consolidaron pactos entre gobernantes y crimen organizado, con el objetivo de cohabitar en una complicidad donde la impunidad se hace presente para invalidar la aplicación de la ley y descalificar todo intento de hacer justicia frente a actos de extrema barbarie.
La desaparición de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, Jalisco, expone una descomposición social nunca antes vista en un país roto por el avance atroz de las organizaciones delictivas.
Las estampas macabras han convertido al país en una gran vitrina de violencia, donde las mafias del narco se desplazan a lo largo y ancho de todo el país, con la venía de un gobierno que sigue ofertando al por mayor: “Abrazos y no balazos”.
Partes de cuerpos humanos encontradas en congeladores en Veracruz, territorios de fosas de cadáveres apilados en el norte del país, cabezas humanas que se tiran en las calles o se cuelgan de puentes y terroríficas escenas donde los delincuentes se divierten instruyendo a sus víctimas para matarse entre sí; todo esto, es quizá la más repugnante señal de lo que hemos perdido en un país sin rumbo.
Hoy en México, los derechos humanos no existen, se han convertido en una burla para todos los que reclamen o denuncien vejaciones.
Desde la cúpula del poder se ignora a quienes buscan a sus desaparecidos, se ridiculizan los actos de violencia y se fingen oídos sordos para evadir las responsabilidades.
El país perdió el rumbo. Se palpa una putrefacción social que no es fácil reconocer.
Esta violencia que vive México, se adereza con el ingrediente político donde el factor poder es el que se impulsa desde el interior de las organizaciones criminales para lanzar, financiar o desaparecer a los candidatos del partido gobernante que se prepara para retener la presidencia del país con todo lo que eso implique.
Los partidos opositores están en una intentona de aglutinar esas voluntades que difícilmente opacarán la marabunta morenista que va como alud de votos rumbo a los comicios del 2024.
Sin embargo, la sociedad está rota, dolida frente a una violencia que rebasó todo acto de ficción. Es el México del terror.
@rubysoriano @alquimiadepoder