Educación para el futuro 

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Por Raúl Arias Lovillo

Recientemente escribió un especialista “urge que la SEP recupere, al menos, una visión científica, ordenada, congruente con la educación. No está en juego una visión ideológica contra otra a través de la educación. Lo que está en juego es el futuro de millones de niños, niñas y jóvenes (sobre todo con desventaja socioeconómica) que serán arrojados intencionalmente al río del rezago educativo y la brecha de aprendizaje para siempre”. Por supuesto que este académico se refiere a la situación de enredos, errores y conflictos que ha despertado la actual reforma educativa del gobierno mexicano. Con esta reforma educativa no se trabaja para una educación de futuro que exigen las condiciones actuales para nuestros niños y jóvenes, se educa en el pasado.

En el caso de Veracruz, la cosa se complica aún más porque somos una de las entidades más atrasadas del país en el terreno educativo. Recordemos que el rezago educativo es uno de los problemas más serios que enfrenta la educación en nuestro estado. Se entiende por rezago educativo a la condición de atraso en el que se encuentran las personas que no saben leer ni escribir, así como la de 15 años y más con la primaria y/o secundaria no terminada. De acuerdo a la información de 2021 del INEA, había en Veracruz 503 mil 454 personas en estado de analfabetismo, cifra que coloca al estado en el vergonzoso primer lugar nacional en el número de personas que no saben leer ni escribir. En cuanto a las personas que no han terminado la primaria, el INEA señala que en Veracruz hay un poco más de 795 mil personas que ubican a nuestra entidad en el segundo lugar nacional; por lo que se refiere a la secundaria sin concluir, el INEA indica que Veracruz contaba en este mismo segmento con poco más de 1 millón 634 mil personas, lo que nos ubica también en el segundo lugar nacional. Así pues, los tres indicadores del rezago educativo sitúan a Veracruz en el segundo lugar nacional con 2,430,440 personas que, comparados con los 8,062,579 de su población total que censó el INEGI en el 2020, significa que el 30.1% de la población de la entidad se encuentra en esta lamentable situación, una verdadera catástrofe.

Educar hoy para el futuro significa, cuando menos, incorporar en los contenidos escolares tres temas fundamentales: integrar las herramientas de la digitalización, construir los valores de una educación ambiental y una educación para la paz.

Recientemente conocimos la noticia de que Suecia abandonaba su plan de digitalización para dar marcha atrás al uso de las pantallas en las aulas y regresar a los libros de texto. Rápidamente la discusión sobre el tema se popularizó entre quienes de inmediato aseguraban que era la mejor decisión, mientras que otro sector opinaba que tendría que actuarse con más cautela, no abandonar las pantallas sino usarlas con sensatez. Hay mucho que discutir sobre los programas de digitalización, pero no podemos permanecer al margen.

Sobre educación ambiental estamos contra el tiempo, el desastre que hemos provocado a los ecosistemas del planeta urge revertirlo con un profundo cambio cultural que sólo puede ser construido con bases firmes desde la educación. Tenemos que preparar a las nuevas generaciones en el respeto a la diversidad natural y cultural, crear valores en los futuros ciudadanos y actitudes que promuevan la utilización racional de los recursos naturales y la solución a los numerosos problemas ambientales que tenemos.

Finalmente, pocas sociedades en el mundo han vivido los niveles de violencia e inseguridad como nosotros en los últimos años. Con una perspectiva de futuro necesitamos educar para la paz, es decir, cultivar en las aulas valores como la justicia, la cooperación, la solidaridad, el desarrollo de la autonomía personal y la toma de decisiones, entre otros. Se debe propiciar el desarrollo de habilidades y la adquisición de herramientas en los estudiantes para lograr una convivencia pacífica.