Por Sandra Luz Tello Velázquez
Harvey Milk forma parte de la historia al convertirse en el primer hombre abiertamente gay en ser elegido para ocupar un cargo público en Estados Unidos. En 1978 inició su gestión como parte de la Junta de Supervisores de San Francisco y su carrera política fue una prolongación de su activismo en favor de los derechos de la comunidad LGTBI.
Su personalidad inquieta, desinhibida, cautivadora y llena de energía lo llevó a asumir su identidad sexual de manera abierta, a luchar por la equidad de la comunidad LGBTI y sirvió de ejemplo para que jóvenes y adultos salieran “del armario”.
Harvey Milk creció en una época en la que si una persona era identificada como homosexual corría el riesgo de perder el trabajo, incluso podía enfrentarse a procesos penales que le llevarán a prisión. En 1962, la sodomía era un delito en todo el territorio de Estados Unidos y fue hasta 2003 que el Tribunal Supremo de dicha nación consideró inconstitucionales las disposiciones legales que prohibían las relaciones entre personas del mismo sexo.
Antes de incursionar en la vida política, Milk cambió constantemente de trabajo, residencia y pareja. Fue oficial de la Marina, productor teatral, profesor, laboró en la banca y fue fotógrafo. Su inquieta personalidad terminó de florecer en la calle Castro, en San Francisco, cuando se estableció en1969 y aunque su negocio de fotografía no era próspero, en términos sociales “Castro Camera” se convirtió en un lugar que irradiaba vida en el barrio, un sitio de encuentro en el que convergía un desfile de personajes que huían de la persecución, para filosofar en general acerca de la ausencia de derechos, la inequidad y para discutir acerca políticas públicas.
Fue en medio de esa efervescencia que nació su activismo político, centrado en la esperanza, en ese sitio se decidió a contender para formar parte de la Junta de Supervisores de San Francisco y aunque perdió la primera vez, su voz logró un eco que llevó a visibilizar, movilizar y unir a la comunidad gay. Por otro lado, su capacidad de negociación generó alianzas con las minorías de oprimidos para reivindicar sus derechos.
En enero de 1978 se convirtió en la primera persona abiertamente gay en asumir un cargo electo en los Estados Unidos y con el apoyo del alcalde de San Francisco, el progresista George Moscone, Harvey Milk consiguió que se aprobase una regulación que impedía a las empresas despedir a los empleados por su orientación sexual.
Desafortunadamente, el 27 de noviembre de 1978 Dan White, un colega de la Junta de Supervisores de ideas conservadoras y mentalmente inestable, se introdujo en el Ayuntamiento de San Francisco por el sótano para evitar los detectores de metal, posteriormente le disparó al alcalde George Moscone y después asesinó a Milk, al descargar cinco tiros, dos de los cuales segaron la vida del activista, pues los dirigió a la cabeza.
Aunque Harvey Milk falleció su legado de esperanza permanece hasta la actualidad, ya que abrió las puertas para iniciar con la transformación del sistema político y legal de los Estados Unidos de Norteamérica, permeando en miles de personas de otras naciones. Su discurso no solo estaba dirigido a las personas LGTBI, sino que estableció connotaciones a otras minorías oprimidas y quedan en la memoria de la humanidad sus palabras:
«Sin esperanza, no solo los gays, sino los negros, los ancianos, los discapacitados […], se darán por vencidos. Si contribuimos a que más personas homosexuales sean elegidas para cargos públicos, eso dará a todos los que se sienten privados de sus derechos luz verde para seguir adelante […], porque si una persona gay lo logra, las puertas están abiertas para todos».