Por Ruby Soriano
En Morena aprendieron muy pronto a simular las democracias en época pre-electoral y sobre todo a la hora de elegir candidato presidencial.
El Consejo Nacional morenista celebrado este fin de semana expuso un acuerdo de unidad entre Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal para que el candidato que lidere cinco encuestas que se realizarán de manera interna, sea el elegido a contender por la presidencia de la República en 2024.
Acuerdos frágiles de un partido donde la unidad se resquebrajará a la menor provocación si es que las mediciones se hacen a la usanza morenista, donde su opacidad para mostrar metodología y cifras, son el talón de Aquiles, una vez que gustan irse por el dedazo simulado.
Se espera que esta semana, “las corcholatas morenistas” le sigan el paso a Ebrard en eso de las renuncias, pues tal parece que a la que más le está costando trabajo tomar la decisión es a la corcholata mayor Claudia Sheinbaum.
El reflector político sin duda alguna se centra en los aspirantes morenistas a los que Mario Delgado les ha garantizado un piso parejo que difícilmente se dará dadas las circunstancias de una alta polarización interna que se vive el partido presidencial.
Los actos anticipados de campaña se han centrado en la jefa del gobierno capitalino y el secretario de gobernación Adán Augusto López, quienes vienen operando a manga ancha con el cobijo de gobernadores, diputados y senadores que han hecho toda una exhibición de campañas disfrazadas con el uso de recursos públicos.
Si bien personajes como Marcelo Ebrard surgen para intentar equilibrar una contienda donde a todas luces la “cargada” gubernamental y partidista irá con las simpatías presidenciales, hay corrientes de la base morenista que ya se alistan para sumarse al incómodo de la contienda.
La democracia morenista como en la época del tricolor habla de unidad que no es otra cosa que repartición de puestos y huesos para los que no sean favorecidos con los resultados de la demoscopia.
Ni por equivocación en Morena se asumirán resultados si éstos no son previamente palomeados por “el gran elector” (AMLO) quien desde Palacio Nacional y con toda la plataforma de recursos y apoyos, desplegará la banderola de salida para el posicionamiento de la candidata o candidato morenista que resulte beneficiado con la unción presidencial.
Así son los tiempos en México con una democracia simulada o como dijo Mario Vargas Llosa, con el regreso de una “dictadura perfecta”.
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