«Corcholatas». A lo suyo o dejen sus cargos
Por Javier Solórzano Zinser
Hay una correlación en las formas en que el Presidente instrumenta su política interior con la forma en que lo hace al exterior. El canciller ha sido rebasado o ha pasado materialmente a segundo plano, porque todo se dicta desde Palacio Nacional, sin importar que la Cancillería teja las relaciones de México con el mundo.
A menudo el canciller trata de tapar todos los problemas que se van enfrentando, pero también es claro que está rebasado y más ahora con su aspiración presidencial. Este asunto debe definirse en lo inmediato en función de los trabajos que deben cumplir en sus cargos las “corcholatas”. O se dedican a su trabajo o se van de suspirantes, no se pueden hacer las dos cosas, a pesar de lo que dicen. Esto es un asunto que si no se resuelve en el corto plazo vamos a enfrentar un deterioro en las dependencias que encabezan.
El país ha enfrentado a lo largo del sexenio una buena cantidad de conflictos con el exterior que bien se pudieron evitar o solventar de manera distinta. Particularmente la relación con EU se ha definido en el conflicto más que en actos que permitan solventar los inevitables problemas que tenemos con los vecinos. La forma en que el Presidente se comportó con Donald Trump dista mucho de lo que como candidato dijo y más aún del libro que escribió sobre el empresario.
La paradoja es que la relación con Joe Biden ha sido más compleja y por momentos más confrontativa que lo que fue con Trump, quien cada vez que podía y puede nos lanza algún tipo de insulto. El empresario no ha dejado de tenernos en la mira, es cuestión de seguir las declaraciones que ha venido haciendo estos días con motivo de su intentona por ser de nuevo presidente.
López Obrador se ha metido en terrenos confrontativos que bien pudieron definirse de manera muy distinta de como lo está haciendo. Habrá que seguir muy de cerca lo que acabe pasando con varios gobernadores republicanos, quienes ya nos traen en la mira por varios motivos: está en sus estrategias mandar soldados a la frontera, señalarnos por el tema del narcotráfico y criticar al Presidente mexicano por sus estrategias, su narrativa y su relación con países de la zona con gobiernos cuestionados.
Si bien se reconoce que la relación con EU es de suya compleja, nadie dice que es sencilla, también es cierto que se tienen que buscar caminos distintos en tiempos de una globalización y por ser partícipes de un tratado comercial único en el mundo. Por momentos pareciera que se vive bajo una idea de los 60 o 70 sobre el imperialismo yanqui que si bien no ha desaparecido, ha adquirido en las relaciones internacionales dinámicas distintas.
Nuestros problemas no tienen que ver sólo con esta relación. A lo largo de estos años el gobierno ha estado confrontado con otros gobiernos y organismos internacionales que lo que han provocado es hacernos a un lado en la dinámica regional y dejar de ser una influencia positiva, la cual ha sido producto de décadas de una muy interesante, respetuosa y propositiva política exterior.
Por momentos se ha hecho a un lado la diplomacia para echar por delante una ideologización de la política exterior lejana de sus principios. Lo que ha pasado con Panamá, Nicaragua, Bolivia, Perú y la OEA muestra contradicciones, pero sobre todo la falta de una conducción consistente.
La política exterior está visto no pasa por la Cancillería por más que ésta intente en ocasiones arreglar los entuertos. Las cosas no van a cambiar cuando las “corcholatas” tengan que dejar sus cargos, pero a lo mejor podría la o el nuevo canciller dedicarse 100% y a ver cómo le hace para lidiar con Palacio Nacional.
RESQUICIOS.
Tanto en Edomex como en Coahuila se lograron instalar el 99.9% de las casillas según el INE. La elección, como se preveía, estuvo cargada de demandas de irregularidades. A estas horas parece que el resultado difícilmente será cuestionado por las diferencias que existen en los primeros conteos.