Morbo y justicia
Por Javier Solórzano Zinser
El juicio en contra de Genaro García Luna genera atención y morbo, y uno esperaría que termine impartiendo justicia.
Todo apunta a que se podrían tener elementos para desentrañar, revisar y actuar internamente ante hechos presumiblemente marcados por la corrupción; sin embargo, es importante mantener distancia hacia lo que dicen los testigos.
Como lo hemos referido, algunos de los testimonios no tienen manera de comprobarse. Seguramente será a partir de la semana que entra, que la fiscalía presentará otro tipo de testigos que podrían abrir otras líneas de investigación, que podrían poner al acusado en serios problemas.
No solamente se trata de García Luna. A partir de él podría aparecer una cadena de personajes de alto nivel de la política, que inevitablemente tendrían una corresponsabilidad.
Estamos por ahora en los prolegómenos de lo que se viene. La fiscalía está en algún sentido administrando a sus testigos para ir de menos a más, no tiene sentido jugarse el todo por el todo desde el inicio; el juicio es un proceso.
La clave de todo está en lo que decida el jurado, al cual es al que se tiene que convencer. Es por eso que la narrativa que se ha echado andar, se mete en terrenos de las emociones, como fue la presentación del fiscal al asegurar que García Luna había “traicionado” a México y a EU.
Este planteamiento es una suerte de saque que le va a permitir a la fiscalía acomodar el juicio bajo una narrativa, en donde elementos como la traición se convierten en asuntos fundamentales en el imaginario colectivo, y por ende en los sentimientos y razones que podrían influir para la decisión que deberán de tomar los 12 integrantes del jurado.
Es cierto que nuestro país va a estar una vez más expuesto. Las muchas cosas que se digan serán para nosotros de enorme importancia, pero van adquiriendo para el fiscal y el jurado otro tipo de interpretación.
López Obrador ha tratado de meter a como dé lugar el juicio en su agenda, en el exceso diariamente reporta lo que va pasando en el juicio. Su interés por García Luna tiene que ver con los nombres que vayan apareciendo, empezando por el de Felipe Calderón.
El expresidente es un objetivo cotidiano del mandatario. Bajo cualquier circunstancia hace referencia a la elección del 2006, la que considera que ganó. Las cosas las circunscribe al aparato de gobierno de aquellos años, encabezados por Vicente Fox, y a las instituciones electorales, a las cuales considera fundamentales para que le quitaran la victoria.
Difícilmente surgirán nombres de alto nivel de la política de EU, lo que ha pasado en relación al narcotráfico en el vecino país se ha dirigido a instancias menores, rara vez es detenido un narcotraficante de altos vuelos estadounidenses.
Sigue teniendo vigencia aquello de que México pone los muertos y las detenciones, y en EU se encargan de la distribución y el consumo.
Es un enigma en qué puede acabar el juicio. Lo que sí queda claro es que podría destaparse una cloaca que pondría en evidencia no solamente a nuestro país, sino también a EU.
También podría suceder que estemos ante un petardo. Dicho de otra manera, que muchas de las cosas que se dicen sobre García Luna y sus redes no pueden ser comprobadas. Lo que sí ya está a la vista es que el encargado de la seguridad en México, particularmente en el sexenio de Calderón, es responsable de muchos delitos.
Lo que pasó en el país lleva a que el personaje tenga que responder no sólo en el juicio, sino que también tenga tarde que temprano que comparecer a las acusaciones que tiene en el país, y en esto está visto que el Presidente no va a dejar pasar ni el aire.
RESQUICIOS
La vocera de los choferes de Uber, en Cancún, nos planteó que llevan tres años con el mismo problema y que todo se agudizó porque el 11 de enero, un juez presentó una determinación definitiva para que puedan circular los ubers: “Que le quede claro al Presidente, no hay politiquería, no estamos contra usted ni contra su partido”.