El Senado puede frenar el Plan B
Por Javier Solórzano Zinser
Como era de esperarse no se aprobó la Reforma Electoral, pero lo que sí sucedió fue la aprobación con mayoría simple del Plan B que busca en buena medida desarticular al INE.
Como también era de esperarse no hubo debate y se lanzó la maquinaria para que fueran aprobadas las reformas que no necesitaban la mayoría calificada. Como ha venido sucediendo, nos la hemos pasado en medio de dimes y diretes entre los legisladores. Mientras los y las de Morena aseguran que la oposición no quiere debatir, la minoría asegura que no hay posibilidad de ello porque lo que hacen es imponer sus ideas y no permitir ningún cambio a los contenidos, es el síndrome del no se mueve ni una coma.
El Presidente no quería dejar pasar la oportunidad de hacerle cambios al INE hacia 2024, si no era vía la Reforma Electoral, sería con el Plan B. Más allá de las innumerables búsquedas de ahorrar dinero en todas las áreas posibles, menos en las obras emblemáticas, queda claro que el Presidente está buscando a como dé lugar darle un giro al INE para que cambie su estructura y le permita capacidad de maniobra ante eventualidades, a la vez que pueda arrancarle dinero al Instituto para otros proyectos de gobierno; estamos cada vez más cerca de la frontera entre el ahorro y el austericidio.
Algunos de los cambios que se proponen en el Plan B evidencian un diagnóstico impreciso sobre el Instituto. Un ejemplo de ello es la propuesta de eliminar “la rama administrativa del Servicio Profesional Electoral Nacional”, el problema es que esta instancia no tiene rama administrativa.
A esto se suma que algunas de las propuestas alcanzan a la Constitución. La tarea que va a tener la Corte va a ser muy compleja, porque al interior se puede presentar una combinación de elementos en donde se esté debatiendo, al mismo tiempo, aspectos legales del Plan B junto con elementos ideológicos que quiere el Presidente imponer y que en función de la composición de la Corte eventualmente lo puede hacer.
El Presidente tiene una rijosa e interminable historia con el INE. Poco ha importado que en la historia del IFE-INE muchos de sus cambios hayan partido de propuestas con base en discusiones y negociaciones en las cuales ha participado el hoy Presidente y organizaciones partidistas que ha encabezado.
Por lo visto, estos días no se aprecia un ánimo de debatir, más bien prevalece la idea de que se trata de imponer. A la distancia, la marcha del 13 de noviembre resultó significativa para el desarrollo de la votación del pasado martes.
Lo relevante para la oposición es que logró cohesionarse para impedir la aprobación de la reforma. El nuevo reto estará en lo que pueda pasar en el Senado en donde Ricardo Monreal podría jugar un papel estratégico. La oposición será el centro de atención si conserva la unidad no sólo para el tema de la reforma, sino particularmente para el debate sobre el Plan B.
Recordemos que para aprobar los cambios del Plan B sobre el INE se requiere de una mayoría simple, no la calificada.
La posibilidad de que la oposición se pueda mantener unida podría influir en los próximos procesos electorales. Las decisiones que se van a tomar sobre el INE le pueden dar un giro al desarrollo electoral, si no están juntos ahora no hay manera de frenar lo que hoy está siendo el primer paso contra el INE y que en el 2024 sería la base de un intento de transformación a imagen y semejanza del Presidente.
Lo que no se puede perder de vista es que algunos elementos del Plan B son debatibles y eventualmente podrían ser aprobados, el problema, como hemos insistido, es que éste no es el tiempo para hacerlo.
RESQUICIOS.
La fiesta del alarido tuvo descanso. Mañana empiezan los cuartos de final. Por más que haya favoritos si algo tiene el futbol es que hay tal cantidad de escenarios posibles que cuando las fuerzas son parejas puede pasar cualquier cosa. No necesariamente Brasil y Francia están en el camino, van a sufrirle.