La herencia
Por Javier Solórzano Zinser
No queda muy claro qué va a ser a futuro un hombre que se ha dedicado tanto tiempo a la política y a la cual le ha dado materialmente su vida. Ha insistido en que se irá a su rancho, al cual suponemos que por alguna razón lo ha bautizado como “La chingada”.
Es toda una encrucijada lo que termine por pasar con el Presidente. Por más que insista en que se va a retirar, no lo vemos fuera de la actividad política haciéndose a un lado para dejar pasar todo lo que le va pasando al país, pero sobre todo, lo que suceda con quien ocupe su lugar.
En estos años el país se ha sacudido, se tiene que reconocer. Muchas de las cosas que han pasado no necesariamente han sido favorables, lo que no vemos hoy vamos a terminar por verlo mañana.
No solamente tiene que ver con la economía, tiene que ver con un confrontado ánimo social que el Presidente se ha encargado de poner en la agenda todos los días. Sin duda veníamos de ánimos muy confrontados, derivado de las abiertas desigualdades sociales que se han vivido desde tiempo atrás en el país, pero con López Obrador andamos corregidos y aumentados.
El punto de arranque para este gobierno partió de un diagnóstico sobre las condiciones sociales económicas y políticas, el cual va quedando la impresión de que no se vio desde una mirada integral.
Algunos de los programas de gobierno van teniendo resultados positivos, pero otros se confrontan muy a menudo con la terca realidad y todo esto tarde que temprano tendrá que ser revisado y ajustado, al menos, por quien le suceda en el cargo a la par de una necesaria revisión de los programas.
La entrega de dinero es un elemento de importancia para los jóvenes y las familias, pero algo que se ha ido perdiendo en el camino es el seguimiento necesario que se tiene que dar de este programa.
Bien a bien no queda claro qué están haciendo con el dinero y bajo la premisa del gobierno se entrega con objetivos concretos que no sabe si se cumplen, a la vez que si no se tienen ingresos y no crece el país el dinero terminará por acabarse.
Otra de las herencias que va a dejar el Presidente tiene que ver con Pemex y la CFE. El subsidio a las gasolinas se va a revertir por razones de mercado, por el momento hay condiciones favorables entre otras causas por la invasión rusa a Ucrania. El decálogo en materia de medio ambiente presentado el viernes abre posibilidades de que realmente el gobierno está apostando por energías limpias.
Sin embargo, de nuevo estamos más con la voluntad de hacerlo que con instrumentos concretos para hacerlo. El reconocimiento de las condiciones de cómo estamos, cómo planeta y el país debería obligar al gobierno a tener como pauta para lo que se haga el reconocimiento del cambio climático, el cual, por ahora, parece irreversible.
Otro elemento que quien suceda al Presidente tendrá que atender es en política exterior. El gobierno insiste en criticar severamente de injerencista a quienes hacen referencias críticas al país, pero a menudo hace exactamente lo mismo. Los lances con Panamá, Bolivia, Perú y el más reciente con Colombia muestran ausencia de diplomacia y de respeto a la autodeterminación, que es lo que queremos para nosotros.
Al final el tema de la cohesión como país en medio de nuestras diferencias se ha convertido en el gran asunto de los últimos años. Tenemos un problema de origen sobre desigualdad profundamente serio, el cual el Presidente se ha encargado de evidenciar confrontándonos aún más.
La herencia está entre nosotros. Algunas formas políticas que ha instaurado López Obrador se van a quedar, porque tienen un valor claro, pero la forma en que está gobernando nos va a colocar en confrontaciones con desenlaces insospechados.
RESQUICIOS.
El Departamento de Estado de EU aseguró que el 93% del país está en medio de problemas de seguridad. El Presidente había dicho días antes que sólo algunos estados muy claramente señalados. Si nos atenemos a lo que vivimos y vemos a diario parece que nuestros vecinos lo tienen claro.